lunes, 25 de julio de 2011

25/7/2011 Querida Mary:

¿Qué tal por Herfordshire? Espero que todo esté bien. Por aquí las cosas están raras debido al tiempo. Está completamente loco: lo mismo te quemas asomado a la ventana, que se prefiere mil veces estar antes fuera que dentro. Más que verano, parece otoño. Creo que por eso se han ido las golondrinas de mi porche. Supongo que tú estarás acostumbrada a esos continuos cambios de tiempo.
Lo de quemarse al contacto del Sol, es cierto: estoy tan blanca que parezco un vampiro. Si hasta siento cómo se va quemando mi piel. Pero procuro cubrirme deprisa, así que todo se queda en vampiro tipo Stephanie Meyer o moroi de Richelle Mead. No sabes de qué te estoy hablando, ¿no? Eso es porque tú lees cosas más "densas". Yo no sé qué me pasa que no he cogido todavía un buen ritmo de lectura. Se debe, principalmente a que no tengo tiempo. Entre que me paso todas las mañanas y algunas noches en el bar, y que aún estoy entusiasmada por esto de tener internet en mi casa, pues... Ahora esto y con Momo, de Michel Ende. Me está gustando muchísimo. Antes de eso, intenté leerme Madame Bovary, de Gustave Flaubert, pero me aburría sobremanera, y, al final, lo he dejado. ¡Y ya estamos casi en agosto!

Pero, querida Mary, dejémonos de trivialidades. En realidad te escribo hoy para desahogar una pequeña impaciencia que tengo. Mañana es día veintiséis. Mañana sale la segunda adjudicación de carreras. Sé que tengo empresariales asegurada, pero... lo cierto es que me gustaría mucho poder hacer la conjunta. ¿Por qué, si no tengo ningún interés en Derecho? Pues porque creo que eso me ayudaría a tener la sensación de que estoy aprendiendo algo verdadero. Es que... cada vez estoy más descontenta con la sociedad en la que vivo, y mis primas finalmente han conseguido que me vea a mí misma estudiando capitalismo como una mala ... no mala persona, sino una más de los corrompidos. Y es cierto. Yo maldigo a aquel que inventó el dinero, yo quisiera vivir en una sociedad autosuficiente en la que reinara la armonía y la rutina sana. Pero sé que si quiero conseguirlo, deberé unirme al enemigo y comprar mi sueño, por triste que sea. Lo que me pasa, es que sé que me arrepentiré mucho de haber escogido esta carrera. Si al menos pudiera seguir estudiando indefinidamente... Pero no es el caso. Tendré suerte si consigo algo más que ésta.

Supongo que es lo que nos ha tocado vivir, ¿no? el destino del pobre: la frustración. Muchas veces me pregunto, Mary, cuál fue tu sueño. ¿Participabas de tus hermanas y sólo pensabas en casarte? Supongo que si pudiste elegir, lo hiciste con un clérigo serio y amante de la música como nosotras. Quizás, habiéndose ahorrado tu padre tres dotes, tuviste algo de suerte.

En realidad, amiga, creo que últimamente nos parecemos más, porque tú, que eres filósofa, eres capaz de ver todos los defectos de las cosas, y, por lo tanto, debes de soler estar deprimida, que es lo que me pasa últimamente. No sólo veo los fallos en todo, sino que empiezo a ver el futuro de mi familia muy negro. ¿Qué me aconsejas? ¿Cómo lo hacías tú? Es que,... todo está tan mal,... todo es tan triste que... no sé. Tan sólo soy capaz de olvidarme de todo cuando estoy con amigas, pero como no tengo tiempo de estar con ellas, pues... Además, tú, al menos, tienes tu piano y te puedes evadir gracias a él. Yo sólo tengo mi blog y últimamente, ya no encuentro consuelo en él, y no escribo apenas, porque todo me parece tan banal...

Ojalá me contestaras, Mary. Ojalá me contestaras y me consolaras, porque seguro que tú me tratarías como a una idiota, me darías una sola razón que sirva a para tirar por tierra todas mis preocupaciones y me darías un par de temas más importantes sobre los que reflexionar.

En fin, querida, espero que todo te vaya bien en Longbourn. Sé qué es soportar a un familiar pesado. Espero que sepas sobrellevarlo. ¡En eso no te puedo dar consejos! Se me da demasiado mal.

Volveré a escribir lo antes posible.

Tu inesperada amiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario