tag:blogger.com,1999:blog-73143955773614053822024-02-19T11:22:56.990+01:00Yo creadoraSHPhttp://www.blogger.com/profile/07784881696485539386noreply@blogger.comBlogger29125tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-42513336139041440492013-03-05T20:03:00.001+01:002013-03-05T20:03:34.511+01:00Remordimientos<br />
<div class="MsoNormal">
A veces dudo un poco en la razón por la que tengo este
espacio, este blog. A ver, se puede decir que escribir con intención “literaria”
es para mí un hobby que me apasiona pero no tanto como otras cosas. De hecho,
no le dedico demasiado tiempo. Pero encima, resulta que aquí hay publicadas, en
realidad, pocas cosas de las que me sienta realmente orgullosa. En concreto,
hay un par de relatos de los que me siento especialmente orgullosa y no los
tengo aquí. Uno de ellos porque está en un ordenador olvidado y pendiente de
retocar y el otro porque estoy intentando alimentar mi vanidad presentándolo en
algún concurso.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero el caso es que en estos momento, dedico mi atención a
una historia (bueno, es un fic) que es realmente larga, no sólo un relato. Es
la primera vez que me pasa, y, la verdad, estoy descubriendo un mundo de
sensaciones nuevas.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y una de esas sensaciones es… ¡Remordimientos! Vamos a ver, he
leído a Rowling, a Suzanne Collins, a Zafón,… un montón de novelas y escritores
que han sido crueles al máximo haciendo sufrir lo indecible a sus personajes.
Ya no sólo matando a nuestros favoritos, sino haciendo que les pasen cosas malísmas
y… ¡supercrueles! ¡Y yo los odiaba por ello!</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y ahora… miradme, haciendo sufrir a mi protagonista. Pero
sufrir un montón, no creas. Vamos, ¡¡que acabo de quemarle las muñecas y
dejárselas en carne viva!! ¡¿Pero qué clase de sádica soy?! </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me siento fatal. Pero…</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
… es que es tan fácil. Joder… ¡Es facilísimo! Yo me
preguntaba, “Pero… Rowling… ¿cómo… co-cómo has podido hacerle eso a Fred? T.T”
¡Y ahora lo entiendo! ¡¡Es que es jodidamente fácil!!</div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me parece indignante. Esto no debería ser así.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero bueno. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sólo quería decir que lo siento, y que en verdad no soy tan
mala persona… creo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
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<span style="font-family: "Arial","sans-serif";">☺<o:p></o:p></span></div>
SHPhttp://www.blogger.com/profile/07784881696485539386noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-51358742673316765222012-05-28T23:28:00.003+02:002012-06-06T13:09:11.041+02:00Proyecto Adictos Junio 2012: La doble imagenCuando empiezan los exámenes me pasa algo horrible que consiste en la paulatina pérdida de la capacidad lingüística, la imaginación e incluso la más básica lógica. Eso, unido a que no tengo tiempo, ha dado lugar a que, con todo, me sienta orgullosa de haber podido hacer un mínimo para no dejar a mi compañera sin su pareja.<br />
<br />
Voilà<br />
<br />
Ésta es la imagen: <a href="http://www.sxc.hu/photo/1115700">http://www.sxc.hu/photo/1115700</a><br />
Éste es el texto de mi compañera: <a href="http://miexistenciaestudestruccion.blogspot.com.es/2012/05/proyecto-mayo-2012-la-doble-imagen_28.html">LIBERTAD</a><br />
<br />
<div style="text-align: center;">
El club de los Cuchillos Cortos</div>
<br />
Había un infiltrado. Todos lo sabían. No es que el Club de los Cuchillos Cortos fuera secreto o exclusivo. Pero sí que se pedía un mínimo de sentimiento y amor por las hojas cortas.<br />
Éstas han sido siempre protagonistas en muchísimas leyendas. ¿Quién no ha oído alguna historia en la que la protagonista fuera una daga? Hay miles.<br />
<br />
Había tres grupos de cuchillos cortos históricos: los que habían sido usados por mujeres como arma principal, los puñales utilizados por los traidores y esos secundarios que los héroes sacaban de no se sabía dónde en el último momento tras perder su espada o hacha o lo que fuera. Eran los primeros los más aclamados, pues eran tratadas como las armas principales, y no secundarias.<br />
<br />
Pero había un infiltrado. Alguien había concedido una entrevista en el periódico local, a espaldas del club, ¡y había dicho...! Oh, es que hasta pensarlo resulta difícil... Había dicho... que la patrona del club era Juana de Arco... ¡Qué abominación, por Judith! Todos sabían que ella es la patrona del Club de Heroínas con Espada. ¡Espada larga! Qué indignación...<br />
<br />
Paz, la delegada de defensa del club (en su vida ordinaria, abogada), se había encargado de realizar la investigación. A través del periódico no logró saber nada. Consiguió que le dijeran quién había sido el autor de la entrevista (que no venía indicado en el artículo), pero por mucho que le interrogó, no soltaba prenda.<br />
<br />
Aun así, ella no pretendía rendirse. Siguió al periodista para tratar de saber dónde realizaba las entrevistas y así descubrió que había sido en Tasca Manolito, muy cerca de la sede del Club de Las Espadas Juglarescas (cuyo patrón era El Rey Arturo). Paz estuvo un rato preguntándole al dueño y lo único que pudo sacar es que se trataba de un hombre, pues hacía tiempo (unos dos meses) que no se entrevistaba a una mujer por allí. Algo era algo: ya había reducido la lista a la mitad. Pero aun así había muchos sospechosos:<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
—<b>Juan</b>. Cuatro dagas de mango pesado para hacer malabares. Siempre había defendido que había que incluir los chakram en el club (vaya tontería).<br />—<b>Carlos</b>. Cuchillo jamonero. Todos sabía que una de sus ilusiones era tener una katana. Fuera o no fuera el culpable, no iría a durar mucho más en el club<br />—<b>Jose Manuel</b>. Un cuchillo de cocina de veinte centímetros. Quería hacer creer que era un réplica exacta del que usó Judith par acabar con Holofernes (algo absurdo, ya que el mango tiene forma ergonómica).</blockquote>
<br />
Además de otros casos parecidos.<br />
<br />
Así lo expuso Paz en la reunión general urgente. Las respuestas que recibió por parte de los acusados, además de ininteligibles por el alboroto que se formó, intentaban argumentar en contra de la investigación de la mujer. A tanto alcanzó el calor de las protestas que llegaron a las manos. A las armas, en realidad. Los cuchillos se movían a toda velocidad intentando alcanzar las partes más vulnerables de sus compañeros y sus portadores aplicaban toda la fuerza de la que eran capaces.<br />
<br />
Pero llegó un momento en el que se cansaron y tuvieron que guardar sus cuchillos de plástico. Obviamente, nadie está tan loco como para juntar tal cantidad de objetos afilados en un mismo lugar, manejados por una clase de frikis bastante especial. Podrían hacerse daño.<br />
<br />
=P<br />
<br />
<br />
<br />Anonymousnoreply@blogger.com24tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-61542859976302489572012-03-26T14:46:00.003+02:002012-03-26T14:50:55.139+02:00Proyecto de marzo: La fraseEn el proyecto de este mes, me ha tocado hacer un relato que incluyera la frase sugerida por otro compañero de <a href="http://adictos-escritura.blogspot.com/">Adictos a la escritura</a>. Me hacía mucha ilusión porque me resulta fácil hacer relatos si antes me dicen de qué tienen que ir. Jamás se me habría ocurrido que tendría tan mala suerte con la asignación de frases. <a href="http://pukitchan.blogspot.com/">PukitChan</a> sijo ésta: "Yo no quería que las cosas sucedieran tan rápido". El problema es que hay dos cosas que nunca se leerán en lo que yo escriba y una de ellas es que las cosas sucedan deprisa. Así que me he pasado todo este tiempo dándole vueltas y vueltas y no se me ocurría nada. Inspiración no llegaba por ninguna parte. Miraba a todos los infinitos que me encontraba y no lograba tener una idea. Necesitaba al menos "algo" de lo que tirar para sacar un texto publicable. Y entonces pensé: ¿Dónde surgen las ideas más creativas?<br />
<br />
Creo que algunos os sentiréis identificados.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;"><span style="color: magenta;">Sólo de cuerpo presente</span></div><div style="text-align: center;"><br />
</div><i><span style="color: #cfe2f3;">Ser una cabina telefónica no debe ser algo muy interesante. Lo más probable es que todas las conversaciones sean del tipo "Llegaré tarde", "Mande un taxi a...", "Acabo de terminar y ya voy para allá",...</span></i><br />
<i><span style="color: #cfe2f3;">No, no es un destino apetecible.</span></i><br />
<i><span style="color: #cfe2f3;"><br />
</span></i><br />
<i><span style="color: #cfe2f3;">¿Y una almohada? Sí, las almohada seguro que escuchan frases mejores. Todas empezarían con un "¿Por qué?" sin respuesta y después se continuaría con frases poéticas y filosóficas. "¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Acaso el esfuerzo nunca es recompensado o es que el destino me impide tomar lo que quiero?", "¿Por qué ha tenido que ser así? </span><span style="color: #ead1dc;">Yo no quería que las cosas sucedieran tan rápido</span><span style="color: #cfe2f3;">",... Aunque,... el peligro de ser regada con lágrimas no es muy atractivo. ¡Y esos apretujones desconsiderados! No, no, no.</span></i><br />
<i><span style="color: #cfe2f3;"><br />
</span></i><br />
<i><span style="color: #cfe2f3;">Quizá... ¡el bolígrafo de un psicólogo! ¡Buah, eso sí que debe ser un show! Todos los días historias diferentes, cada una más surrealista que la anterior. Para no cansarse, vaya. No como mi boli, que el pobre..</span>.</i><br />
<br />
—¿Cuánto te ha dado, Marta?<br />
<br />
<i><span style="color: #cfe2f3;">¿Eh? ¿Do... dónde...? ¿Qué clase es ésta? En la pizarra hay números.</span></i><br />
<br />
—Dos tercios.<br />
<br />
—Muy bienAnonymousnoreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-210301469032096802012-02-22T15:46:00.006+01:002012-03-06T02:28:48.955+01:00Proyecto Febrero 2012: San ValentínSin ganas, porque no me gusta el tema, y deprisa, porque no he tenido tiempo, me ha salido un churro de cuidado. No es un alarde de genialidad, la verdad. Pero bueno, ya que está, qué menos que publicarlo, porque si no es ahora, no lo haré nunca. Tampoco sé si cumplo bien la consigna, pero la largura seguro que no. En fin...<br />
<br />
Lo pondría otra vez sin título, pero como se me quejaron, pues pongo uno rápido (se aceptan sugerencias)<br />
<br />
<div style="text-align: center;"><b><span style="color: #741b47;">Conociendo a Armando</span></b></div><br />
<br />
<div class="MsoNoSpacing" style="text-indent: 35.4pt;">Tras años de dura investigación y semanas de viaje, al fin había llegado a lo alto de la montaña. Me habían llamado loca y nadie me quiso acompañar en esos cinco kilómetros verticales. Muchas veces pensé que todo había sido una absurda pérdida de tiempo, en busca de algo que bien parece un cuento. Pero cuando ante mí vi las dos imponentes puertas de bronce dorado, supe que por fin había llegado.</div><div class="MsoNoSpacing" style="text-indent: 35.4pt;">—Por fin has llegado –confirmó la hoja de la izquierda.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Te estamos mirando desde que el sherpa se dio la vuelta con el par de burros. ¿Qué tal estás?–preguntó la de la derecha.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Bien gracias. Aunque un poco cansada.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Normal –contestaron ambas.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Bueno, venía preguntando por Valentín, ¿está en casa?</div><div class="MsoNoSpacing"> —Sí, sí que está –contestó la primera girándose sobre las bisagras para dejarme pasar—. Pero, oye, que no le gusta que le llamen Valentín, que dice que es un nombre muy feo. Ahora se hace llamar Armando.</div><div class="MsoNoSpacing"> “<i>¿Armando? La marimorena, es lo que se va a armar aquí” </i></div><div class="MsoNoSpacing"> —Muchas gracias, sois muy amables –les dije, y como soy una joven cumplida, añadí:— si encuentro un cubo y un trapo, paso a darles un agua.</div><div class="MsoNoSpacing"> Las dos se pusieron a exclamar muy contentas y a temblar entre sus goznes. Qué simpáticas.</div><div class="MsoNoSpacing"> Ante mí vi un no muy ancho pasillo que se internaba en la oscuridad. El suelo, las paredes y el techo eran de grandes bloques de piedra, dándole una apariencia del más oscuro románico. Acojonaba, la verdad; pero mi corazón se había endurecido, así que no me dejé asustar. Total, que empecé a andar y a andar y a… Veinte minutos en línea recta, y de repente me encontré con algo a mis pies y me pegué un guarrazo de cuidado al caer sobre lo que parecían unas escaleras de caracol. Si ya llevaba un humor de perros, aquello lo acentuó más todavía. Casi me dio pena el Valentín al pensar en cuando me lo encontrara. Total, que empecé a subir y a subir y a…</div><div class="MsoNoSpacing" style="text-indent: 35.4pt;"> Tras unos ochenta escalones noté cierta claridad. Trescientos sesenta grados más tarde, la escalera daba a una sala iluminada por una antorcha. En ella había unas figuras de piedra. El conjunto lo conformaban una cama con una muchacha en ella clavándose un puñal en el pecho; en su regazo descansaba la cabeza de un joven arrodillado en el suelo. Además había otra figura despatarrada en los bloques de piedra. Cuando vi la copa, lo confirmé: Romeo, Julieta y el pobre Paris. La escena era desgarradora. </div><div class="MsoNoSpacing"> Seguí subiendo, y de nuevo me encontré una sala iluminada. En ésta, había un amplio lienzo. Era una noche estrellada, en la que la Vía Láctea partía en dos el cuadro. Resaltaban dos estrellas, que se veían mucho más grandes y brillantes. <i>Vega y Altaír </i>me dije al recordar la leyenda de Tanabata y el labriego.</div><div class="MsoNoSpacing"> A medida que ascendía veía escenas tristes, como la de dos jóvenes de cristal que intentaban tocarse a través de una pared invisible. Las expresiones de esos amantes casi me parte el alma. También reconocí una copia exacta de la escultura de Bernini representando a <i>Apolo y Dafne</i>, entre muchos otros.</div><div class="MsoNoSpacing"> No sé ni cuántas salas pasé. Lo menos, cien. No sabía qué me dolía más, si el corazón, o las piernas. Pero al fin llegué al final de las escaleras, y me encontré con un corto pasillo que tenía tres puertas: una en cada pared. Opté por probar con la de la derecha, y casi me quedo ciega. No era ni más ni menos que el exterior, cubierto de deslumbrante nieve blanca, a excepción de un camino de… ¿moqueta? … que terminaba en una piscina, aparentemente natural, de agua caliente. La segunda, la que quedaba a la izquierda, era una sala inmensamente grande. No podía ver los límites. Parecía una biblioteca tan grande como varios campos de fútbol, pero que en vez de libros, contenía pequeñas imágenes en movimiento.</div><div class="MsoNoSpacing"><br />
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</div><div class="MsoNoSpacing"> Por fin le encontré en la tercera puerta. Bueno, lo que vi fue a un ente antropomorfo y peludo al que le faltaba poco para Chewbaka. Estaba sucio, olía mal y se movía como si estuviera… no, estaba drogado fijo. La frase “qué se fumará Cupido” cobró un nuevo sentido para mí. Así iba el mundo.</div><div class="MsoNoSpacing"> Mira, estaba tan cabreada, que cerré de un portazo antes de vociferar su nombre. Él, me miró achinando los ojos cual miope (… sin palabras…).</div><div class="MsoNoSpacing"> —¿Un peta? –me ofreció.</div><div class="MsoNoSpacing"> Qué ganas de darle un bofetón como una madre cabreada.</div><div class="MsoNoSpacing"> Resumamos: después de haberme enamorado de tres hijos de puta que nunca pusieron más atención en mí de la que le fuera necesaria para sacar algún provecho, decidí buscar al causante primero de mis desgracias: Eros, Cupido, Valentín o Armando. Así que me puse a investigar sobre el Dios del Amor de más de tres mil culturas diferentes (investigación que me ha dado para tres tesis doctorales de antropología). Todo ese trabajo me había llevado hacia ese preciso lugar, delante de ese extraño ser fumado. Ser que empezó a dar vueltas sobre sí mismo con los brazos en cruz, recordando a una tambaleante peonza. </div><div class="MsoNoSpacing"> Mira, me fui pa’ él, y le harreé una hostia de campeonato. No creo que le hubiera hecho verdadero daño (al fin y al cabo, era un dios), pero digamos que le hice perder el conocimiento, por difícil que sea pensarlo. Así que me quedé sola en aquella sala con un wookiee tirado en el suelo. Genial.</div><div class="MsoNoSpacing"> Total, que allí estaba, en la habitación del Dios del Amor. Una casa preciosa, por cierto: todo hecho de materiales blancos. Pero la verdad es que había poco con que entretenerse. Tan sólo había una inmensa estantería repleta de libros (con las cubiertas blancas). Y por mucha curiosidad que tuviera por saber qué leía Cupido, decidí asearlo un poco. Busqué unas tijeras y le recorté el medio metro de barba y los dos enteros de cabello (ambos de un magnífico negro brillante, como si se tratasen de un nuevo metal precioso), tiré el porro a un cubo que interpreté que estaba destinado para la basura y le cambié la camiseta, que casi me coloca de lo que apestaba, y los calcetines. Y terminado el acicalamiento, debo decir que el tipo estaba buenísimo (algo de esperar) y olía a chocolate.</div><div class="MsoNoSpacing"> Había finalizado el proceso de hacerlo presentable para la visita (yo), así que, y aprovechando para descargar algo de mi resentimiento, me lié a darle pequeñas tortas en la cara, hasta que se espabiló.</div><div class="MsoNoSpacing"> —¿Quién eres? –balbuceó al verme.</div><div class="MsoNoSpacing"> —¡Que quién soy! Soy sólo una de las personas a las que has amargado la vida. ¡¿Se puede saber qué demonios llevas haciendo todo este tiempo?!</div><div class="MsoNoSpacing"> El tipo me apartó de encima y se puso de pié. Ignorándome por completo, vi que, de una cómoda, sacaba un paquetito de papel de fumar. Así que corrí hasta él y se lo quité de las manos.</div><div class="MsoNoSpacing"> —¡Esto se acabó! –le grité pasándole el cartón por las narices—. Ahora mismo te pones a trabajar. </div><div class="MsoNoSpacing"> —Que me dejes –y sacó otro, ya que, de cerca pude verlo, tenía el cajón lleno—. Vamos a ver. No sé quién te crees que eres para venir a mi casa y decirme lo que tengo que hacer. Además, ¿quién te ha invitado?</div><div class="MsoNoSpacing"> —¿Te crees que me preocupa importunar tu rutina de vago sin escrúpulos? ¡¿Se puede saber por qué eres tan ruin que te divierte hacer sufrir a la gente?!</div><div class="MsoNoSpacing"> —¡¿YO?! ¡¿Yo hago sufrir a la gente?! Mira, bonita, llevo varios milenios procurando con todos mis medios reunir a las almas complementarias pero, ¿sabes qué? Que siempre llega otro y lo jode. ¿Has visto las escaleras? No son más que una nimia parte de todos mis fracasos. Claro, después hacen una bonita novela, una bonita canción, una sentimental película, y mira qué malo es Eleazar.</div><div class="MsoNoSpacing"> La verdad, es que tenía razón. Pero yo me quedé con lo último.</div><div class="MsoNoSpacing"> —¿Eleazar?</div><div class="MsoNoSpacing"> —Sí, es que me he vuelto a cambiar el nombre. Suelo cambiarlo cada dos siglos o así.</div><div class="MsoNoSpacing"> La situación era para partirse.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Mira, me da igual cómo quieras hacerte llamar. ¡Lo que no es normal es que por unos cuantos fallos dejes a la humanidad a la deriva! ¡¿Pero tú eres consciente de lo que está pasando allí afuera?! Mujeres atadas a hombres que las maltratan, pedofilia, zoofilia, necrofilia,… ¡¿Tú te crees que eso es normal?!</div><div class="MsoNoSpacing"> —La verdad, me da igual –dijo destilando indiferencia en su tono de voz—. Ya he pasado todo eso antes una y otra vez, pero ¿crees que todo mi esfuerzo se ha visto recompensado? No.</div><div class="MsoNoSpacing"> Terminó de hacer el porro, lo encendió, y, cual marronero, me echó el humo en la cara. A mí se me quedó una bad poker face.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Entonces –insistí—, ¿no piensas hacer nada?</div><div class="MsoNoSpacing"> —Nada de nada.</div><div class="MsoNoSpacing"> Se tumbó en el sofá y pareció darse cuenta de que le faltaba pelo.</div><div class="MsoNoSpacing"> Qué iba a hacer yo entonces. ¿Rendirme? Después de lo que me había costado llegar hasta allí no iba a dar media vuelta como si nada. Entonces tomé una decisión: yo me ocuparía del trabajo. Salí de la habitación del ocio y me metí en la de trabajo, la que parecía una inmensa biblioteca. Estudié las imágenes. Eran fichas de personas. Por delante se veía una imagen en directo de la persona, y, por detrás, se veían datos. Bien, tenía a la gente. Ahora, ¿cómo se les unía? Agudicé el oído y llegó a mí un murmullo de motor. Seguí el sonido y llegué a un ordenador de esos de quince por quince metros. Tenía unas cincuenta dobles ranuras. “<i>Ahí será donde se introducen las tarjetas.”</i> Sólo me faltaba saber cómo funcionaba, y al fin encontré el panel de control que sólo ponía una palabra: ALEATORIO.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Cupido de los cojones. Será cabrón –murmuré.</div><div class="MsoNoSpacing"> Me leí por encima el manual de instrucciones y una breve explicación sobre la clasificación de las tarjetas. Y una vez hecho eso, me puse manos a la obra.</div><div class="MsoNoSpacing"> Tras dos días allí, Eleazar vino a ver qué estaba trajinando, y después se marchó. A partir de entonces, cada día me traía algo de beber y de comer (aunque, en realidad, parecía que allí no tenía necesidades fisiológicas). Con el tiempo, se quedaba algunos minutos a darme consejos y tras no sé cuántas semanas, finalmente, empezó a trabajar en serio conmigo. Eso me dio lugar a descansar, tiempo que dediqué a la ideación de parámetros para que el ordenador pudiera funcionar de forma automática. Mientras más aprendía de la máquina, y con ayuda de Valentín (o como leches se llamara), más se refinaban esos parámetros hasta que al final, nuestro trabajo era sólo necesario para las cuestiones más difíciles, en cuyo caso emitía un sonido que nos alertaba.</div><div class="MsoNoSpacing"> —¿Ves como no era tan difícil, Armando?</div><div class="MsoNoSpacing"> —Eleazar.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Bah, tú siempre vas a ser Cupido, y tu día será San Valentín, y punto.</div><div class="MsoNoSpacing"> —Como quieras.</div><div class="MsoNoSpacing"> Al final resultó ser un buen tipo, y como ya había cumplido mi objetivo en la vida, me quedé a hacerle compañía. Es que es muy cómodo eso de no tener que comer ni dormir, y sólo hacerlo si te apetece. Por no hablar, de la piscina de agua caliente… </div>Anonymousnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-70990447355059202822011-12-23T12:04:00.000+01:002011-12-23T12:04:56.924+01:00Proyecto Diciembre 2011: Versionando la NavidadDespués de no haberme enterado muy bien de lo que había que hacer y de varios intentos infructuosos, ésto es lo que ha salido:<br />
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<div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Mana! ¡Manita! ¿Dónde dormiremos este año? ¿En tu cama o en la mía?</div><div> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-No, no. Nada de dormir juntas, que no tengo ganas -dice mientras ve cambiar la expresión de la chiquilla desde una alegría inocente hasta la agria pena.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¿Por qué? -dice con apenas un susurro y ojos jugando a ser embalses.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Porque no, que paso.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Pero si todos los años dormimos esta noche juntas! ¡Es una tradición!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Para eso están las tradiciones: para corregirlas y olvidarlas.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Que sí! ¡Que hoy voy a dormir contigo!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Pues tú verás, porque yo, contigo, no.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Tras un rato más de síes y noes, la pequeña, ya abatida, pasa al siguiente punto.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¿A qué hora pongo el despertador?</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡¿Qué?! Ni hablar. Ni se te ocurra llamarme antes del mediodía.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Creo que lo voy a poner a las tres.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-A la hora que tú quieras, pero no se te ocurra despertarme.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Sí te voy a despertar. Y vamos a llamar a la tita Conchi y la vamos a despertar a ella también. ¡Jajajaja! ¡Verás la bronca que nos va a echar! ¡Igual que el año pasado!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Pues como me despierte por culpa de sus gritos, vas a ver.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Pero si vive muy lejos!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Pero seguro que la oímos desde aquí...yo sólo te lo advierto.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¿Dónde crees tú que pondrán este año los regalos?</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Me da igual.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Mana! Pero...-empieza con voz ahogada- pero, ¿qué te pasa, manita? ¿Estás enfermita? ¿Te duele la barriguita?</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><i>Lo que me pasa es que esto de la Navidad me da asco. Me da vergüenza que mañana te levantes y veas un montón de trozos de plástico pegados con el sudor de esclavos de zulos y el sacrificio de tus padres. Me da vergüenza saber que mientras que nosotras, mañana, estaremos rodeadas de opulencia y cosas inútiles, muchos otros niños estarán llorando de hambre, que les falta lo que a nosotras nos sobra. Y me pasa que mañana es el culmen de la época más consumista e hipócrita del año... y me da arcadas... Me pasa que ya no creo en la Navidad.</i></div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-No. Lo que pasa es que no le he enviado ninguna carta a los Reyes Magos.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Ah! Pero no te preocupes, mana.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¿No? ¿Por qué no?</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Por que en mi carta yo les pedí cosas para ti.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¿Qué cosas?</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Aaaaam... es un secreto.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">La hermana mayor siente un movimiento entre las sábanas que la despierta. Asustada, se da cuenta de que un cuerpo pequeño deja la cama y sale por la puerta de su habitación. Maldice por dentro y se da la vuelta para seguir durmiendo. Pero oye unos pasitos que corren de vuelta y:</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡¡Ya han venido!! ¡¡Ya han venido!! ¡¡Ya han estado aquí!! ¡Ven a ver tus regalos! ¡Corre!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Mmm, nnno. Ejame domi.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Pasitos que van, pasitos que vuelven.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Aaaaaah! ¡Mira! ¡Me han traído lo que yo más quería! ¡Rápido! ¡Ven a ver los tuyos!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Gue noooo.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">La niña otra vez sale y tras unos minutos vuelve, derramando cosas sobre su hermana.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡Ah! ¡Pero me quieres dejar en paz!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡O abres los regalos ya, o te los abro yo!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-De eso ni hablar.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Que te los abro, eh. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Pe-Pero, ¿qué hora es?</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¡¡Aayyyy!! ¡¡Que los abras yaaaaaa!!</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Veeenga.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Y empieza a desenvolver cajas: telas, plásticos, metales preciosos,...</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">El último de los paquetes era delgado y estaba mal envuelto. Le quita el papel y descubre una encuadernación. “El mundo de los sueños”. Como portada un dibujo de una niña de la que sale un bocadillo de pensamiento donde se ve a la misma chica vestida de princesa y volando sobre una escoba.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">La mira y le pregunta:</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-¿Esto es lo que le has pedido a los Reyes Magos para mí?</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Sí. Tú siempre dices que los más grandes tesoros son los libros, así que, para que seas más rica, ahí tienes otro. </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Ajá. -Lo vuelve a mirar y dice-: Creo que éste será el mayor de los tesoros de mi colección.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Aun cuando la habitación sólo está en penumbra por la luz del pasillo, puede ver cómo a la chiquilla se le ilumina la cara.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Cuenta la historia de una niña que algunos ratos vive en el mundo real y a veces vive en el mundo de los sueños.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">-Ajá.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Y entonces comprende que su hermana pequeña ya lo sabe. Que sabe qué es cruda realidad (o al menos tanto como lo puede saber una niña tan pequeña) y qué es sueño. Y sabe que ella ha decidido no abandonar nunca el mundo de la fantasía. Y se le escapan algunas lágrimas... y otras más al leer la dedicatoria:</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">“A mi hermanita,</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">Para que nunca deje de soñar</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">y que cada vez que se convenza</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">de que nada tiene sentido, sepa</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">que hay un mundo en el que </div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">puede refugiarse y ser feliz”</div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br />
</div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">¡Feliz Navidad a todos! </div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-ENRvgXlCGWY/Tuj8gWFJlbI/AAAAAAAAA00/W3z_qwAl5tA/s1600/feliznavidad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://1.bp.blogspot.com/-ENRvgXlCGWY/Tuj8gWFJlbI/AAAAAAAAA00/W3z_qwAl5tA/s320/feliznavidad.jpg" width="320" /></a></div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"><br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-13061826638106270762011-11-18T23:52:00.005+01:002011-11-27T16:13:25.524+01:00Romper sueños<div style="text-align: justify;"><blockquote class="tr_bq"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">¿Qué es la vida? Un frenesí.<br />
¿Qué es la vida? Una ilusión,<br />
una sombra, una ficción,<br />
y el mayor bien es pequeño:<br />
que toda la vida es sueño<br />
y los sueños, sueños son.</span></blockquote><blockquote class="tr_bq"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Times, 'Times New Roman', serif;">"La vida es sueño"<br />
Claderón de la Barca</span></blockquote><br />
<br />
<br />
<br />
Los sueños son tan fáciles de romper como... un papel, por ejemplo.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Primero, Juan coge el sueño de la mesa, se digna a echarle un vistazo para confirmar su sospecha y, agarrándolo por sus extremos, lo rasga por la mitad hasta dividirlo en dos. Muy rápido, sin detenerse, al menos, a saborear lo que se siente cuando rompes un sueño. Junta los dos trozos y los vuelve a partir. No puede repetirlo una vez más porque la anchura se lo impide. Si fuera por él, hasta lo quemaría. Pero se contentará con tirarlo a la basura tras dedicarle una mueca iracunda a su hijo, mirando sin ver la lágrima que a éste se le derrama.</div><div style="text-align: justify;"> Sale de la habitación, cerrando con un golpe, y camina por el pasillo hasta llegar a la cocina, donde desecha aquellos sucios sueños. La ira, la decepción y la vergüenza volvieron a inundarlo por completo. Tenía ganas de gritar. De romper algo, cualquier cosa,... todo. Ya estaba desesperado.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> -¿Diga?</div><div style="text-align: justify;"> -Buenas tardes. Pregunto por Jose Manuel Armario.</div><div style="text-align: justify;"> -Soy su padre. De parte de quién.</div><div style="text-align: justify;"> -De la organización del III Concurso anual de guiones de-</div><div style="text-align: justify;"> Juan cuelga.</div><div style="text-align: justify;"> Es físicamente imposible, claro, pero, de forma figurada, se podría decir que si el cuerpo de Juan irradiara más calor, derretiría el auricular de baquelita que aún tiene en la mano..</div><div style="text-align: justify;"> Le quedaba la cordura justa para, en vez de atravesarla, abrir la puerta del dormitorio de su hijo. Él estaba dentro y abrió los ojos asustado por la furia en la cara de su padre.</div><div style="text-align: justify;"> Los gritos durante aquellos treinta minutos fueron atronadores. Los sueños volaron por todas partes. Juan rebusca y encuentra un sueño en forma de cámara de valor equivalente a nueve meses de media jornada a sueldo mínimo más ningún tipo de capricho. Hacia el minuto veinticinco, el volumen de la riña se intensifica,... más bien, es una sola voz en grito y un llanto estridente e imposible de contener, cuando Juan encuentra dos sueños encuadernados, los mete en la papelera junto con los otros y le prende fuego al cubo.</div><div style="text-align: justify;"> El espectáculo termina cuando el padre coge el conversor de ideas en sueños, una máquina de escribir (cinco meses de media jornada a sueldo mínimo), y la tira con todas sus fuerzas, haciéndola añicos, regando el patio de vecinos con miles de pequeñas piezas. Al hijo se le corta la respiración, y hasta el entendimiento, durante un instante y lo recobra con un grito desgarrado, ensordecedor. Es por ello que se rifa una hostia y, como suele ocurrir, le toca a quien menos lo merece. El punto y final lo da Juan con un portazo que hace caer trozos de techo.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Puede que un sueño sea tan fácil de romper como un papel o tan frágil como una máquina delicada. Aunque, lo más cierto es que ese tipo de cosas, sobretodo al principio, apenas suponen una pequeña piedra en el camino de un espíritu soñador. Pero claro, que un espíritu sea soñador, no implica que sea fuerte...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> No se volvió a gritar en la habitación del hijo de Juan. En cambio, se lloró mucho. Tarde para apagar la quema de sueños encuadernados y por encuadernar, pero mucho. A un volumen alto, es cierto, pero no tanto como en el baño, donde Juan descubrió que su hijo había escrito su último sueño con tinta roja sobre azulejos floreados.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-35721527642116975422011-10-16T23:30:00.002+02:002011-10-16T23:38:31.544+02:00Pom pom ¡POM!<div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;"> Pom pom pom</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> ...Mariana se agachó y recogió al pequeño cachorro. Era negro como el carbón . Parecía que sonreía y que con los ojos le daba las gracias, como sabiendo de antemano que su suerte había cambiado. Hacía frío. Mariana abrigó al cachorro entre su cuerpo y la tela de su sudadera. Ahora debía seguir caminan...</i><br />
<i><br />
</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> </i></div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm;">Pom pom</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> ...dito cabrón! -bociferó Carlos.</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> Revisó las provisiones, pero era inútil: todo estaba podrido. El mismo aire parecía podrido, con un olor agrio y denso. Se oían los insectos tomando lo que le tendría que haber durado a Carlos cuatro días más. Pero ahora todo parecía una putrefacta masa de...</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> </i><span style="font-style: normal;">Pom pom ¡Aaah! Pom</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-style: normal;"> </span><i>...conmigo! -grita.</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> Ezequiel la mira perplejo. No puede creer que ella haya pronunciado esas palabras. Nota un doble movimiento en el estómago: el primero es ese hormigueo que se siente cuando vives algo que habías soñado con todo detalle; el segundo era producido por ella, por sus palabras, por esa estúpida actitud del cuerpo que piensa que tanta felicidad no puede ser ni buena ni cierta...</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-style: normal;"> Pom pom pom</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> ...imposible convencer de la injusticia, de la locura, del error que alguien o un grupo va a cometer, entonces es inútil seguir intentándolo. La experiencia me ha enseñado que lo mejor en esa circunstancia es hacerse un lado y, una vez que hayan pasado, seguir detrás para vigilar de cerca y para, en la medida de lo posible, controlar el hacer del sujeto o los sujetos en cuestión y, si se presenta la oportunidad, incluso voltearlo en nuestro favor. Al fin y al cabo no será difícil, pues al tomar la decisión que sea nos habrá demostrado que la inteligencia no es la principal virtud de...</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> </i><span style="font-style: normal;">Pom pom</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> ...¡So, promise me now you won't ever do it !</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> -I will never do it, mum – I said her.</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> Of course, when she went out, I kept thinking about the plan. Nobody would stop me then.</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> The next day,...</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> </i><span style="font-style: normal;">Pom pom pom</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> ...¡Os vais a tomar x culo! -dijo Chonicienta-. ¡Cogei el jabon y oh lo metei por er coño! Que yo me voy de botellon con er Prince, que hoy me e conprao un vestio to wapo y to corto pa que er Prince no tenga q busca mush...</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> </i><span style="font-style: normal;">Pom pom</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> ...Biaalr. Yo sloo qiureo baalir y blaiar... Preo arohra es dameisdao tdare. Mis pneiars ncnua várevlon a msrevoe. Jaáms. Eratsé en etsa edainomedna sllia praa srpieme. Ncnua vlorevé a aadnr. Nncua. No vveolré a pseaar por el sdeenro de Cllzaaa. … Y no pdeuo bail...</i></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><i> </i><span style="font-style: normal;">Pom ¡¡<b>POM</b>!!</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-style: normal;">-¡Oh, Dios mío! ¡Señor! ¡Señor! ¡¿Se encuentra bien?! ¡Señor Otircse! ¡Señor R. Otircse! ¡¿Me oye?! ¡Oh, por el amor de Dios: que esté bien!</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-style: normal;"> -Aaagh... Esto... estoy bien.</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-style: normal;"> -¡¿Cómo va a estar bien?! ¡Si han sido por lo menos veinte escalones! ¡Denunciaremos a la constructora, a la empresa, a..!</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-style: normal;"> -No, no, estoy bi-bien...</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-style: normal;"> -¡¿En serio?! ¡¿Tiene roto algo?! ¿Le duele algo? No se mueva, llamare a una ambul... ¡¡NO SE MUEVA!!</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-style: normal;"> -Que estoy bien, de verdad. Sólo algunas magulladuras y .. estoy mareado. Tengo la cabeza algo revuelta...</span></div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-11294360094506535132011-09-01T02:11:00.000+02:002011-09-01T02:11:35.469+02:00La Sala: Italia36 (2/3)<br />
<br />
<div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> A Elena le pica el pelo apretujado en la nuca por el casco. La calor y el sudor lo empeoran. Está fuertemente agarrada a Ely, que conduce rápido pero segura. Va observando las vistas de la autopista. En su mente tiene un conflicto, pues el miedo a soltarse de Ely y morir, y el miedo por hacer una mala actuación en la subasta, lucha en su cabeza contra la paz y el sueño proporcionado por el cansancio del camino y el sosiego que le produce ver il paessaggio mecida por la moto.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Encima, las explicaciones de Josué, lejos de tranquilizarla y hacerla sentir más segura, la han puesto muy nerviosa. Al parecer era una misión C negativa. Le dijo que eso, en el código de los subastadores, significaba que era muy codiciado, pero con muchas posibilidades de ser falso (de ahí lo de “negativo”). Así que lo que debía hacer era esperar siempre al último segundo para pujar algo más, pero no mucha cantidad, para tenerlo pero sin que parezca que se tiene mucho interés por él. Lo más importante es que su voz denote confianza y seguridad. Además, no debía preocuparse, pues si al recibir el objeto comprobaba definitivamente que era falso, sólo debía acusar de ello al subastador y le devolverían el dinero. Todo sería coser y cantar.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Cuando partieron, estaba nerviosa, simplemente por ser la primera vez. Pero ahora está intranquila porque tiene muchas dudas. La más importante es: ¿por qué alguien subastaría un supuesto manuscrito de Leonardo falso? Eso debe de llamar bastante la atención y no es probable que quien fuese a adquirir la compra se fuera a contentar con confiar en que el documento sea verdadero. Debería haberle preguntado a Michel, que con sus ejemplos consigue generar dudas que pueden ser respondidas en el momento adecuado, que no era a kilómetros de Roma. </div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Finalmente, su miedo por la ignorancia de detalles gana a la modorra del balanceo del viaje. Así que le mete un pellizco suave a Ely para llamarle la atención y le grita al oído que pare pronto para comer algo. Ely le grita de vuelta que están a punto de llegar a otra ciudad. Así que, pronto empieza a ver concesionarios, naves y parcelas y al poco ya están en plena urbe. </div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Ely conduce por la ciudad y se mete en un barrio viejo y desmejorado, de calles estrechas y mal asfaltadas. Elena se extraña y se pregunta a dónde quiere llevarla su amiga. Más todavía cuando observa que ya han pasado tres veces por la misma calle.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> -¿Te has perdido? -le pregunta.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -No especialmente. Es que no recuerdo dónde está un restaurante.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Así que, cuando ve pasar a una mujer, Ely se para. Elena escucha cómo su amiga pregunta la dirección con un acento que le es completamente extraño. Puede entender lo que dice porque son palabras muy básicas, pero sabe que si fuese una conversación, quizás se perdería alguna parte.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Ely da las gracias y se dirige hacia donde le ha indicado. Y al final de una calle, Elena ve una fusión de azules intensos: el cielo y el mar. Finalmente, Ely para la moto frente a un bar de viejos, aunque se veía bastante nuevo. Elena se baja y se va quitando el casco.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¿Por qué hemos parado en esta tasca?</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Porque aquí hacen unas brochetas que te hacen tocar el cielo. </div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Pues no tiene pinta de tener muchos tenedores.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Uf, menos mal que no lo viste donde estaba antes. Casi daba asco entrar.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Las muchachas se sientan en una mesa y Ely pide con ese acento que se ve que es propio del lugar. Elena lo hace notar:</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -No había escuchado antes un acento parecido, y eso que ya hemos estado aquí cerca.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Ely la mira con cara extraña.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¿Pero qué dices? Yo nunca he estado en esta parte de Italia y dudo que tú tampoco.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¿Pero qué dices tú? Si hace dos semanas estuvimos ahí al lado, en Nápoles.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¡En Nápoles! -empieza a reírse a carcajadas, llamando un poco la atención-. ¿Dónde te crees que estamos?</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Elena se queda traspuesta. No entiende las risas de su amiga.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Bueno, no he prestado mucha atención a los carteles, pero sé que hemos pasado una gran ciudad que he supuesto que es Nápoles y no hemos estado mucho tiempo en la carretera, así que esto debe ser Salerno.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Ely se ríe como quien ríe las gracias de un niño pequeño. </div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¡¿Se puede saber dónde estamos entonces?! -Ely se sigue riendo y dice que en Monopoli- Oye, ya basta, ¿no? Deja de reírte ya. Dime dónde estamos.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -En Monopoli de verdad. Lo que acabamos de pasar es Bari.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Elena le echa un vistazo en su cabeza al mapa de Italia. Sitúa en él a Roma y a Bari y murmura “Imposible”. Entonces saca de su mochilita un mapa de verdad y confirma el de su cabeza. Según eso, el mar que estaba viendo no era el Tirreno, sino el Adriático. </div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Me estás tomando el pelo.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -De verdad que no. Si no, pregunta al camarero. </div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¡Pero es imposible! ¡Apenas llevamos tres horas de camino! ¡Y ni siquiera has ido siempre por la autopista!</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Me parece que te has dormido parte del viaje.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Eso es imposible... ¿Tanto me he ensimismado?</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -A mí no me lo preguntes, yo sólo conducía.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Elena mira su reloj. Efectivamente, sólo habían pasado algo más de tres horas.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Sigue siendo muy poco tiempo. No se puede tardar menos de cinco horas de Roma a Bari.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Yo sólo conducía.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> “Ay, para habernos matado” piensa Elena apoyando la cabeza en la mano. Mientras, tanto, ya le han traído las brochetas y, muerta de hambre, empieza a comer:</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¡Madonna! ¡Esto está delicioso!</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Mmmm, ¿vesh?-responde Ely con la boca llena.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Espera un momento, ¿no has dicho que nunca has estado en esta parte de Italia?</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Ajá.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Entonces, ¿cómo demonios sabías de este sitio y de sus brochetas?</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Ely sonríe con los labios a la vez que mastica. Entonces traga y dice:</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> -El sitio por fotos, y las brochetas porque me trajeron una congelada. Aunque, por supuesto, fresca está mil veces mejor.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Una vez saciado el apetito, Ely se pone en modo “acción”.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> -Bien, infórmame.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Vale -Elena vuelve a desplegar el mapa y ésta vez también saca una pequeña netbook-. Tenemos que ir a Brindisi, que está aquí al lado -saca también el informe-. Supuestamente, es una subasta benéfica... ah, claro, a lo mejor por eso hay posibilidad de que sea falsa, porque sea tan solo un asunto de blanqueo de dinero... Bueno, hay que ir vestido medio de etiqueta. Nuestros nombres estarán en lista. El local está... -teclea la dirección en el callejero y le muestra a Ely la situación- ese hotel. Será esta noche a las once y media. Si hubieses conducido a una velocidad normal casi no llegamos. La subasta empieza a las doce. Un poco tarde, ¿no? </div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¿Quién va a ir?</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Ricachones. Varios coleccionistas. ¡Oh, mira! ¡Irá Wrigth! Quizá sí sea verdadero.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Nah, no tiene el porqué.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Elena se fija en su compañera y ve que tiene una enorme sonrisa en la cara. Esta muchacha va a volverla loca.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Elia, ¿se puede saber a que viene esa pedazo de sonrisa ahora?</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¡Sí! -se ve que está muy emocionada-. Es que justo al lado de Brindisi... de hecho, pasaremos por allí antes de llegar, hay un reserva natural, Torre Guaceto, ¡y su playa es magnífica! ¡Qué bien! ¡Cuando terminemos allí podremos ir y bañarnos toda la noche!</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Elena se queda pasmada. “<i>¿Cómo demonios puede saber ésta tanto sobre estos alrededores si nunca ha estado aquí?</i>”. En realidad, ella lo sabe: sabe que Ely puede hablarle sobre casi cualquier comarca del mundo. A veces le es difícil entender cómo a una chica tan activa, a la que le gusta tanto viajar, puede ser una amante de la literatura. Le encantó la respuesta que Ely le dio cuando se lo preguntó: “<i>Todo va unido: cuando leo una novela y me gusta el lugar que describe, corro a verlo por mí misma. Así puedo sentir más la novela. Y, al contrario: debo visitar muchos sitios para conocer de antemano los lugares donde se desarrollan las aventuras que leo. Adoro leer y adoro viajar. Dudo que se pueda ser más feliz de lo que lo soy yo con mi modo de vida. Además, una cosa no excluye la otra. Pensar así es una tontería</i>”.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Sin más dilación, se ponen en carretera. Ésta vez, Elena sí que se fija en los carteles y ve como pasan por al lado de la reserva natural. Cuando llegan, faltan dos horas. En un hostal, pagan por una noche una habitación que no van a usar; pero es que les hace falta algún lugar para arreglarse. El equipaje que había cogido Ely consiste para cada una en: una muda sport, un chándal, un vestido elegante, un bikini y una peluca. Además de maquillaje, postizos, varios pares de zapatos y un kit básico de defensa entre los que destaca spray pimienta del ejército y una pequeña pistola. Aunque pueda parecer físicamente imposible, todo eso iba en el maletero de la moto y la ropa no necesita planchado.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Cuando ambas están listas, dejan disimuladamente la llave sobre la mesa de registro y se dirigen al hotel. Aparcaron en la esquina más próxima, en un callejón estrecho y menos llamativo que la gran avenida donde se situaba la entrada a la recepción. </div><div style="margin-bottom: 0cm;"> En realidad, lo que ocurrió de por medio no tiene mucho interés. Mejor vámonos a cuando Elena siente un alivio inigualable porque al instante se ha dado cuenta de que el volumen es más falso que un político haciendo bien su trabajo. Así que se levanta y va a reunirse con Ely. Ésta tiene una cara de póker interesante.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¿Qué pasa?</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Sonríe.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Elena obedece y también pone cara de circunstancias. Es evidente que algo no va bien.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Ven, vamos a coger unas copas y a parecer que estamos muy interesadas en todo, pero, sobretodo, muy relajadas.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Ely habla como si estuviese contando algo levemente gracioso que hizo ayer.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Bien. Y, ¿por qué no podemos irnos? -contesta ella como diciendo “Paz y amooor”.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Lo que intentan es parecer dos amigas pavas para despejar en la medida de lo posible la idea de que son peligrosas, si bien, non-gratas.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Ven, vamos a sentarnos aquí.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Se sitúan un poco apartadas, donde no pueden oírlas, a medio camino entre la puerta y la subasta.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Me ha llamado Carlo -sigue diciendo, explicando lo que se compró esta mañana-. Dice que no debemos estar aquí. Que sobramos. Estamos rodeados por mafia. Aprovecha y aprende a qué huele la mafia, porque aquí tienes la fragancia concentrada -ambas se ríen serenamente del chiste-. Como tú pensabas, es un simple trámite de blanqueo de dinero, solo que de mafiosos; pero además, es el contacto del asunto de Cicerone, se están efectuando las ventas de los lotes gordos. Esta gente se medio conocen y han sido llamados personalmente. Nosotros, al no existir, no podemos ser invitadas. Sería una locura hacer la venta a un público mínimamente abierto, así que, como comprenderás, todo está atado. Y nosotras, que estamos fuera del cordel, llamamos un poco la atención.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Entonces, ¿qué vamos a hacer? -asintiendo como “sí hija, a mí me pasa lo mismo”-.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -Vamos a tomarnos este martini tan rico, aunque no te des cuenta, porque no lo estás saboreando. Después nos levantaremos sin interrumpir nuestra conversación, nos iremos y te contaré el resto del plan.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> -¿El resto del plan? Creía que el plan acababa con nosotras sanas y salvas fuera de aquí.</div><div style="margin-bottom: 0cm;"> Ely se ríe con una pequeña carcajada que aprovecha para dar un giro con los ojos y mirar al rededor.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> -Ele, querida, dime tres cosas: que sabes conducir motos grandes, que no tienes miedo a la velocidad y que tus articulaciones pueden doblar el acero. </div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-58705079325087979682011-08-31T03:33:00.000+02:002011-08-31T03:33:46.515+02:00La Sala: Italia36 (1/3)<br />
<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Elena está contando el dinero que se estimó valdría el ejemplar. Las órdenes fueron claras: conseguirlo al precio que fuera. Pero, claro, no hay que tirar la casa por la ventana; si se pudiese regatear, se regatearía.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Ely llega media hora tarde. Elena se exaspera. Está cansada de los retrasos de su compañera. Hizo bien en citarla tres cuartos de hora antes. Se acerca al puesto de helados y pide una granizada de limón para combatir el calor. Se vuelve a sentar en un banco a la sombra de un naranjo y le da volumen a su prehistórico mp3. Quince minutos después aparece Ely corriendo, roja como un tomate, aunque no de vergüenza.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Elia, llegas cuarenta y cinco minutos tarde -dice Elena.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Lo siento, Ele, es que tenía que dejar las compras en el piso -parece muy arrepentida-. ¿Crees que lo habrán vendido ya? ¿O te has adelantado?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Mira detrás tuya -da por toda respuesta.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Ely obedece y observa cómo, al otro lado de la plazoleta abren las rejas de una tienda. Entonces se gira enfadada.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Dijiste que abrían a las 5:30pm.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Ya. He mentido a posta.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Qué te tengo dicho? Si vienes a primera hora no hay oportunidad de regateo, tienes que preguntar, ofrecer, rechazar, irte y volver más tarde. ¡Casi me ahogo del carrerón que he metido!</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -No creo que haya muchas oportunidades. Éste caso es de rango C, y no podemos perder la oportunidad.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿C? ¿Y cuál es el riesgo? ¿Hay anuncios en Internet? -pregunta Ely un poco más seria.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Sí. Por lo que hemos podido ver, uno en la personal de esta tienda y tres de coleccionismo.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Cuántos años tiene?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Primera edición con dedicatoria.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¡¿Se puede saber qué hacemos aquí?! -grita, y se marcha.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Elena se sobresalta. Todavía no se acostumbra a los cambios de humor de su nueva mejor amiga.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Ambas se dirigen apresuradamente hasta la librería. Es muy nueva. Los estantes están prácticamente desnudos. Elena observa el objetivo mientras Ely idea la estrategia de la compra. Observa al chico de la caja. Demasiado joven para su gusto. Unos veinticinco años. Pero no es de letras, más bien de cemento y hormigón. Malo. Tendrá que recurrir a la pose sexy, que obtiene muy pocos resultados, pero en este caso es la mejor opción.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Elena comprueba que es auténtico, unos ciento cincuenta años en buen estado. Primero debe determinar si es el que están buscando: firmado por el autor para el duque de Orleans. Lo examina, compara la letra con la foto de su bolsillo. Acaricia con las yemas de los dedos el lomo y algunas páginas: rígido. Por último lo huele... óxido, polvo, tinta de colonias inglesas, tabaco y opio. A simple vista, olfato y tacto no hay nada que indique que es falso.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Precio: noventa euros. Casi la mitad de lo que tenían pensado.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Elena hace un gesto afirmativo a Ely y ésta empieza:</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Hola -saluda apoyada en el mostrador con una enorme sonrisa con un toque de pircardía-. ¿Qué tal estás?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> El chaval resulta ser un bobalicón y se queda mudo.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Entonces Elena suelta el libro suavemente sobre la mesa para no bajar al sujeto de la nube.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Creo que éste es perfecto para llevárselo a mi abuelo -continúa la cazadora sin apartar los ojos de su presa. Lo abre como quien no quiere la cosa y pone cara de pena al ver letras en la primera página -. ¡Oh! ¡Pero si está garabateado! ¿Cómo le voy a regalar ésto a mi abuelo?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> El pobre ingenuo mira cómo se borra la sonrisa de Ely y quiere volver a recuperarla:</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Vaya, tranquila, arrancaré la página -sugiere agarrando ya el papel.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¡No! -gritan las dos a la vez.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> El muchacho se queda entre asustado y extrañado.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Con lo viejo que es -responde Ely-... a ver si te lo vas a cargar entero.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> La presa, sin ningún tipo de sospecha, piensa en la solución.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Mira, vamos a hacer una cosa -sólo se dirige a Ely- como está manchado, nadie se lo va a querer llevar, así que te lo regalo.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Claro, ahora, las que se quedan sorprendidas, son ellas.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Entonces oyen los pasos cansados de un hombre con bastón o muleta junto con la voz de la experiencia.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Ha venido alguien? ¿Qué ocurre?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Muchas gracias -se despide Ely con una sonrisa arrebatadora y entusiasmada mientras saca a empujones a Elena de la tienda-. Corre, vámonos. ¡Deprisa!</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Fuera, Ely camina deprisa y al girar la esquina, aún más. Elena, como todavía es un poco novata, pregunta por qué corren.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -El viejo, el dueño,... Sigue andando, vamos, rápido... Cuando se dé cuenta de qué ha hecho su nieto o quien sea, va a venir corriendo detrás de nosotras -dos manzanas más tarde, giran otra esquina y se sientan en un portal-. Si tiene buenos pulmones, podremos oír los gritos desde aquí. En realidad me siento como si hubiese robado. Pero no tenemos la culpa de la ignorancia del chaval. ¡Verás cuando se lo contemos a Eddy en La Sala!</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><br />
</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><br />
</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> La Sala era al lugar más asombroso que Elena había visto en su vida. Sin tener nada que ver, lo relacionó con los edificios musulmanes: fachada austera con interiores bellísimos. Pero ya digo que no tiene nada que ver. El edificio en sí era renacentista, una más de las copias de la Villa Rotonda (pero a lo grande): mármoles, columnas, frontones y arcos de medio punto. Había sido sumamente luminoso y tan blanco que, a pesar de elementos algo macizos, había un aire vaporoso, de ligereza. Y además no se llamaba La Sala, sino Blanca Arcadia, pero acabó por parecer un nombre cursi y terminó siendo sustituido.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Pero esto no es nada realmente extraño y exclusivo. Lo que lo hacía especial era estar totalmente rodeado de una estructura de hormigón, chapa y cristal. De ese modo parecía una nave de oficinas y almacén, quitando al mundo un lugar más de esplendor y culto.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> ¿Por qué? Eso es una larga historia que ya se irá descubriendo.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> ¿Qué era La Sala? Una mezcla de comuna de coleccionista con otras muchas cosas, como una biblioteca privada o un centro de investigación de la historia de la literatura universal. Algo así como un club selecto, una organización que pronto cumpliría su bicentenario, que se dedicaba a reunir en un solo lugar las mayores joyas en papel. Todos los miembros tenían acceso a cualquier obra, si bien algunos requerían más seguridad que otros.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> En realidad funcionaban como una sociedad secreta de espías. El secretismo era imprescindible por varias razones: había otros coleccionistas que no dudarían en arrebatar el esfuerzo de tantos años, grupos radicales en contra de "algo" en especial que quieran destruir,... y, sobretodo, muchos de los artículos podrían ser considerados patrimonio público, con lo que acabarían bajo la llave de alguna vitrina de alguna sala de algún famoso museo. En cualquier caso, levantar el secreto, significaría el fin de la sociedad y no se quería ni pensar en las posibles consecuencias.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Por ello, los miembros pasaban un exhaustivo examen y un largo período de formación.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Elena fue sugerida a la sociedad por su amigo Eddy. Durante casi un año la estuvieron investigando y comprobaron su afán por los libros, la forma tan meticulosa que tenía de tratarlos y su pequeña obsesión de investigar cada obra hasta quedarse satisfecha. De modo que, una vez comprobado que podría ser óptima, se le ofreció formar parte de la organización cuando recién cumplía los 18 años. Primero haría un curso intensivo de literatura universal en dos meses, y debía hacer un examen de 300 preguntas cuyas respuestas serían una frase. Debía tener correctas, al menos, 290. Una vez dentro se le asignaría una función en la que ella estaría de acuerdo. De modo que se formó para la verificación de autenticidad. Pero aparte, debería estudiar una carrera propia (ella escogió Hª del Arte) y varios idiomas: los grandes europeos, griego clásico, latín y ebreo. Y por último, pero no menos importante, debía tener una forma física tal que superase unas pruebas muy exigentes.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Después era asignada a un grupo. Cada grupo se dedica a un tipo de misión: investigación, recaudación, conservación, estudio,... Cada grupo tiene su subgrupo, varios miembros de distintos subgrupos pueden formar una sección dentro de una célula,.... La unidad indivisible es la pareja, que debe reunir entre los dos miembros el mayor número de características posibles, acordes con sus misiones.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Éstas se clasifican en cuatro grados: A, para una misión que puede ser realizada por cualquier subgrupo; B y C tienen un significado diferente para cada subgrupo (siendo C de mayor importancia que B); la D es de Delicado, significa, para cualquier pareja, que es una misión difícil que requiere cautela, que se trata de una misión única.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><br />
</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><br />
</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> Elena está asignada al grupo de recaudación, subgrupo de compra; y actualmente se encuentra en la célula de Italia. Esta célula está formada por dos parejas de investigación teórica, dos de investigación de campo y cinco de ejecutores, de las cuales, cuatro son recolectoras y la otra defensora. Lo habitual no es que haya una célula tan grande en un lugar, y menos, permanente. En cada apartado del mapa había al menos una pareja de investigadores teóricos y otra de ejecutores, variando el número y la cercanía según el lugar. </span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> La razón de que se hallen tantos ahí, es que andan tras la pista de un ejemplar único: un manuscrito de Aristóteles. Según las investigaciones, habría pertenecido a un coleccionista de objetos únicos. Este rico (ciertamente, habría de haberlo sido mucho) ha caído en desgracia y está vendiendo su colección. </span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Como se puede suponer, la venta de algo así es peligroso, porque no sólo es profundamente codiciado, sino que nadie debe saber que existe (al igual que muchos otros artículos de este señor). Los mensajes que este vendedor "manda" son vagos y, en ocasiones, incoherentes. El mercado de obras de arte es distinto y muy superior al negro vulgar: cada objeto debe ser rápidamente vendido, su rastro se pierde inmediatamente, a veces antes de saberse de su existencia. Éste es un caso excepcional, y tiene a la célula Italia36 (por ser ésta la trigésimo sexta vez que se forma un grupo tan grande en este país) en tensión constante: los investigadores teóricos están continuamente recaudando información sobre TODO, los de campo, lo propio, y los ejecutores, cada pareja, haciendo sus cábalas según su experiencia. Cada par ha hecho sus planes para cada posibilidad a partir de la información obtenida; teniendo en cuenta el trabajo de los investigadores, son miles de informes, miles de posibilidades, y cada una tiene cinco planes diferentes.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Pero claro, llevan un mes allí, y ha habido tiempo para encontrar más artículos. En especial, la pareja de "buscatesoros" han encontrado un palacio gótico enterrado en una montaña y han obtenido un libro del que no se sabe nada. Será enviado a la central junto con otros diez artículos. Además, el palacio albergaba una gran galería de cuadros, que en su mayoría se piensan vender -de algún modo habrá que financiar tanto "espía" (aunque tienen otros medios).</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> También hay tiempo para el ocio. Elena ha podido ver de primera mano todo lo que estudió en la universidad y ha disfrutado más que un niño chico en Disneylandia; se sabe las calles de Roma y Florencia como su nombre. Ely, por su parte, se ha aprendido todas las tiendas de Milán y las playas a las que ha tenido acceso.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> La célula tiene alquilada cuatro viviendas, toda una planta de un piso, para poder resguardar a los dieciocho agentes y su equipaje. Los únicos que permanecen casi permanentemente allí son los investigadores teóricos, siempre a la espera de un mensaje de última hora, de alguna información nueva. </span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Cuando nuestras chicas entran en el "piso franco" se les ve a los cuatro trabajando y a una pareja de campo lista para salir. Carlo está hablando por teléfono mientras Michel escucha la conversación con auriculares, anota y revisa hojas. Carlo tiene 67 años y está especializado en las mafias de Europa y más aún de Italia, y junto con Michel, 47, relaciones intermafiosas a nivel mundial, forman una pareja de investigación teórica especializada en mafias.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Como ésta es la primera misión grande de Elena, ella intenta captarlo todo. Quiere aprender hasta el último detalle. En este instante observa a Carlo. Ve que está sudando, que su cara está en tensión y que su pie izquierdo tiembla a toda velocidad. Por contra, su voz es serena, segura y tranquila. Habla algo deprisa, pero sus palabras son concisas. A Elena también le habían enseñado a contener su voz, a usar el tono según lo exigiera la circunstancia. Pero nunca había tenido que hacerlo en un estado de gran agitación; por eso le sorprende el contraste que representaba Carlo.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Cuelga y consulta algo con Michel y con la pareja de investigación. Intercambian unas palabras y en cuanto terminan, éstos salen disparados, con apenas un saludo precipitado.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Qué ocurre? -pregunta Ely.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Carlo, evidentemente enfadado, dice que nada mientras se pone la chaqueta y sale con un portazo. El sonido del golpe retumba dos segundos en la estancia. Las muchachas interrogan con la mirada a Michel:</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Está enfadado. Su contacto nos ha dado ya dos "soplos" falsos. Siente que le está tomando el pelo.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Entonces, si le miente, ¿por qué confía en él otra vez? -pregunta Elena.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Porque puede ser que no le esté mintiendo, sino que el contacto reciba información errónea.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -En cualquier caso, no sirve. Tendréis que buscaros a otro -dice Ely.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -No es tan fácil. No se puede perder la comunicación de repente. En este mundillo hay que saber meterse sin entrar, mantener siempre una posición firme y, sobre todo, salir sin dejar cabos sueltos o material siquiera para hacer uno.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Es que hay mucho material para hacer cabos? -vuelve a preguntar Elena, que está muy interesada en el modo en que trabajaban sus compañeros.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Nos hemos preocupado de que no haya ni un solo pelo. Pero eso de que pueda ser que se estén burlando de nosotros, indica que hemos perdido la posición firme.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Y eso qué significa?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Elena ha recibido formación para todos los tipos de situaciones en los que podría encontrarse un espía de La Sala y, claro, también ha tenido algunas lecciones sobre cómo tratar con la mafia. Pero ahora las está tomando de forma práctica. No sólo de Michel: cada vez que puede interroga a todos los agentes y se embebe de la "sabiduría" que tiene alrededor.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Bueno,... Imagina que alguien tajante te hace preguntas y hasta te indica que hagas cosas... que te ordena intentado aparentar que no -a Elena le gustan las explicaciones de Michel, porque las da siempre con un ejemplo que puede entender-. Pensarías algo como "quién es este tío". ¿Entiendes lo que te quiero decir? Te preguntarías qué autoridad tiene esa persona para que pueda darte órdenes. Mientras lo averiguas, previniendo, lo tratas bien. Dependiendo de la fortaleza de la persona, puede que incluso ceda a obedecer. En cualquier caso, esa persona está en ventaja respecto a ti, porque él sabe quién eres y tú no sabes quién es él.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Entonces, ¿es que el contacto sabe quienes somos? -se asusta Elena.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Espera, sigamos. Tú averiguas quién es esa persona. No me refiero a datos; quiero decir que sabes la razón que le da autoridad a esa persona. Tú lo aceptas y lo tratas como tal.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Qué le da autoridad a Carlo?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Sesenta años de curiosa vida -dice dejando más intrigada a la chica-. Bueno, déjame que siga. Vale, de repente, tú dejas de obedecer a esa persona, de tratarla como a alguien que está por encima de ti. ¿Por qué?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Pues, porque... -Elena se queda pensando unos momentos, como si fuera una pregunta de clase-. Puede ser por muchas cosas.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Muy bien, ¿cuáles?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Pues porque la persona haya perdido la autoridad, porque yo la haya ganado y esté por encima, porque alguien de autoridad mayor me haya ordenado dejar de obedecer al otro,...</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> -Exacto. Hay algunas más, pero están descartadas junto con la de que haya ganado autoridad el contacto. </span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Eso es lo que han ido a averiguar Kim y Abel, ¿verdad? -dice Ely, quien nunca ha estado interesada por el trabajo de los demás pero, ahora, gracias a los interrogatorios de Elena, estaba aprendiendo otros tipos de persuasión que no se aprenden de teoría y que podría necesitar algún día.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Verdad. Estos dos posibles son algo feos. Pero no hay por qué preocuparse, lo más probable es que todo quede en nada. Este tipo no pertenece a un grupo especialmente peligroso. Sea como sea, se solucionará.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Elena se queda más tranquila.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Entonces Ely se acerca a Emma y Josué. Son la otra pareja de investigación teórica especializada en jackear. Emma en ordenadores estatales, y Josué en la de particulares. Son ellos los que más artículos aparte del objetivo principal han encontrado, pues mientras han estado recorriéndose los ordenadores de media Italia, necesariamente debían toparse con cosas.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Qué? ¿Cómo va el asunto? -pregunta Ely.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> -Bien, la verdad -contesta Emma-. Estamos casi seguros de que sigue un patrón determinado. Así que podemos afirmar que Cicerone ha puesto sus asuntos en mano de un profesional experimentado. Sólo nos queda saber cuál es este patrón para saber quién lo lleva a cabo. Michel y Josué creen que lo conocen, pero hasta ahora son incapaces identificarlo. </span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¡Entonces estamos cerca! Menos mal, tengo unas ganas de volver a La Sala...</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Cómo os ha ido esta tarde?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Bien. Lo tenemos y nos ha salido gratis -dice Elena.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Josué y Emma se quedan mirándolas.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Lo habéis robado? -pregunta ella.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -No. Lo que ha ocurrido es que Ely es muy buena regateando.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> -¿En serio? </span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> -De verdad. Hemos aprovechado que el dependiente no sabía mucho del tema y, mira por dónde, nos lo ha regalado. </span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Bueno. Pues mejor. Arrebatar maravillas de las manos ignorantes es una buena acción.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Y hablando de acción -interrumpe Ely-: ¿no hay algo por el sur? Tengo ganas de visitar el tacón.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> -Sí -dice Josué-. Hay una subasta de un supuesto manuscrito de Leonardo. </span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¿Subasta? ¿Cómo vamos a ir a una subasta? -dice Elena.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> -Ay, no te preocupes, si es como ir de compras a las rebajas -le tranquiliza Ely-. Además, te sabes la teoría, ¿no?</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Claro. Aquel de la pareja que vaya a identificar la obra, debe ponerse en primera fila, para poder confirmar en la medida de lo posible si el libro es verdadero y es el que pujará. El segundo, con un micrófono, paseará por la sala, vigilándola, y observando a los otros pujantes, para poder decidir qué tipo de puja podría dar resultados más económicos y para que, en el caso de perder la oportunidad, se le pueda identificar rápido para los chicos de robos.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Exacto, muy bien. ¿Ves qué fácil?</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -¡Pero entonces tendría que ser yo la que pujase!</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Lo harás bien, seguro -dice Josué.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> -Claro que sí, no ha más que hablar -dice tajante Ely-. Así que me voy a hacer nuestras maletas mientras éstos te explican más cosas.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"> Se aleja y antes de salir le pregunta a Michel dónde están los juegos de micrófonos y pinganillos.</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><br />
</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><br />
</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><br />
</span></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: inherit;"><br />
</span></div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-6220921363746580642011-08-28T16:22:00.001+02:002011-08-28T16:35:21.630+02:0028/8/2011 Querida Mary:<div style="text-align: justify;"> Hoy, después de tanto tiempo, te escribo de nuevo para volver a llorarte. Hoy me quejo de la vida. No de la vida en general, sino de una de esas partes que vienen junto con el hacerte mayor.</div><div style="text-align: justify;"> Quizás tú no lo entiendas, pues la mayor de las decisiones de una muchacha de tu época consistía en decir sí o no a una pedida de mano. Seguro tus opciones eran llevar éste o aquel color, tocar una u otra partitura o quizás qué libro leer.</div><div style="text-align: justify;"> Pero las cosas han cambiado. El camino ahora está lleno de decisiones importantes que pueden marcar uno u otro sendero. Y es tan difícil. Hay tantas variables, tantos pros y tantos contras... Menos bolas de cristal para ver el futuro,... ¡Qué fácil sería preguntarle a un oráculo qué opción es la mejor! Desgraciadamente, ésta bifurcación está en la tierra, no en las nubes, donde todo puedo moldearlo a mi antojo.</div><div style="text-align: justify;"> Mary, qué difícil es. Qué difícil es escoger entre el deseo y la utilidad. Entre la locura y la sensatez. Éste es mi problema: mi deseo es una locura, y lo sensato me parece un camino horrible.</div><div style="text-align: justify;"> Seré más concisa:</div><div style="text-align: justify;"> -A la diestra tengo un camino natural, despejado, fácil. Es el indicado, para el que tengo las puertas abiertas y sólo está esperando a que llegue la fecha para que yo empiece a caminar por él.</div><div style="text-align: justify;"> -A la siniestra, si miramos bien, si quitamos hierbajos y nos atrevemos a pasar entre medio de dos zarzales, hay otro sendero oscuro, tenebroso, lleno de dificultades, angosto, agobiante,... Aparentemente imposible de atravesar. Mucho más largo y penoso.</div><div style="text-align: justify;"> Supongo que está claro, debo coger el camino de la derecha. Pero no lo quiero. Ese camino es tedioso; no feo pero tampoco bonito. Además, cuando se termina empieza otro gris y monótono, con muy pocas alternativas a salir de él. Es muy poco atractivo.</div><div style="text-align: justify;"> Todo lo contrario del de la derecha, que a pesar de ser un verdadero reto, puede ser fascinante. Y al terminarlo, hay varios para seguir y todos ellos igual de retantes y fascinantes que el comienzo. Pero sigue siendo una locura adentrarme en algo tan siniestro y ... a la deriva.</div><div style="text-align: justify;"> Ya sé lo que me vas a decir, Mary, porque tú eres muy sensata. Sé que me dirás que coja el camino de la derecha. Para ti no habría ninguna duda. Pero yo si las tengo. Estoy aquí, en medio de los dos senderos, intentando saber si debo empezar a buscar un machete para adentrarme en lo incierto o, armarme de positivismo para seguir mi camino natural.</div><div style="text-align: justify;"> No sé qué hacer, amiga. Apenas me quedan unos días para tomar el primer camino. Además me arriesgo a perder los dos, pues podría perder el de la derecha y no encontrar un machete para adentrarme en el de la izquierda.</div><div style="text-align: justify;"> Dime algo. O mejor no digas nada. Creo que sólo pretendo decirlo en voz alta para convencerme cada vez más de mi locura y así volver a la cordura y encaminarme en la sensatez.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Volveré a escribirte cuando sepa qué ha sido de mí. Hasta entonces.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-1124765786831810912011-08-26T15:45:00.003+02:002011-08-29T02:37:49.305+02:00Demasiado iguales (10, fin)<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-YsJRfuLBFEU/TlrfUt7pIqI/AAAAAAAAAe4/yTjbRAYh1Ss/s1600/Demasiado+iguales.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-YsJRfuLBFEU/TlrfUt7pIqI/AAAAAAAAAe4/yTjbRAYh1Ss/s1600/Demasiado+iguales.jpg" /></a></div><br />
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Se acabó. Es curioso y muy frustrante que la gente tienda a valorar las cosas cuando ya no las tienen. ¿Cómo puede algo que siempre te procuró fastidio resultarte de repente tan preciado? Pero lo cierto es que siempre existió ese cariño, y sólo la separación nos quita la ceguera. Qué desalmado es el universo. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Esta mañana me llamó Alejandro. Me dijo por teléfono que quería hablar conmigo, que tenía que contarme algo. Yo accedí inmediatamente, porque tenía una sensación muy mala después de nuestra pelea de ayer. Sí, la pelea fue por una soberana tontería. Pero ese no es el problema; el problema es que somos nosotros. Alejandro y Alejandra, siempre juntos, siempre de acuerdo, siempre parejos y simultáneos. Las disputas no entran dentro de la definición. Por eso quería saber qué es lo que estaba pasando, y estaba claro que era algo suyo.</div><div style="text-align: justify;"> Entré en su coche y lo primero que noté es que no llevábamos la ropa del mismo color a pesar de que no habíamos quedado en nada. Durante todo el trayecto permanecimos en silencio. Nos llevó al parque de la Corchuela. Allí, en una parte de la otra orilla del riachuelo, hay un claro semioculto, y desde allí, avanzando un poco más, hay otro más pequeño y privado que siempre huele a tomillo. Es uno de nuestros sitios favoritos. Cuando entramos en él, vi que había montado una especie de picnic. Inmediatamente me invadió una mal royo, pues en la mesa había un impresionante y precioso ramo de rosas amarillas y negras.</div><div style="text-align: justify;"> Me giré para ponerme frente a él y verle bien la cara. Me sentía completamente desubicada, pues estaba viendo al mismo tiempo a mi siamés y a un desconocido. Él tenía una expresión nerviosa y a la vez serena. ¿Cómo era posible? ¿De repente era dos personas al mismo tiempo? Pero me di cuenta de que no, de que simplemente era Alejandro, el mismo pero un poco más evolucionado. Así que me senté y esperé a que él lo hiciera y me dijera lo que quería contarme.</div><div style="text-align: justify;"> Empezó pidiéndome perdón por no haberme dicho antes que él sabía que el que había cambiado era él. Desde hacía casi dos meses había estado guardando un secreto. No sabía muy bien por qué decidió no contármelo entonces...</div><blockquote><br />
-... pero nuestra discusión de ayer hizo que me diera cuenta de que era una tontería no decirte algo que más tarde o más temprano ibas a saber. Y más tonto era arriesgarme a que acabáramos mal.<br />
Me mira. Sabe cómo decírmelo porque ya lo tiene planeado, pero no quiere.<br />
-Dímelo ya y punto.<br />
-Es que... decirlo en voz alta hace que parezca más real. Pero bueno, real ya es, así que... -toma dos respiros más- Me voy. A Londres. Mis padres han conseguido cada uno el empleo de sus vidas. Ya están allí. Mi casa ya está vendida y yo tengo hasta que hagamos los exámenes para reunirme con ellos.<br />
...</blockquote><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"> Un bloque de hormigón se alojó en mi pecho y ahí sigue. Sólo sentía eso. Por lo demás, mi mente estaba en blanco. Más bien gris. Metí la cabeza entre las rodillas y permanecí así incluso cuando él se acercó para abrazarme. Así nos quedamos mucho tiempo. Hasta que nuestros estómagos protestaron y nos pusimos a comer.</div><blockquote> -¿En qué piensas?-pregunta él.<br />
Jamás habría pensado que él me haría esa pregunta.<br />
-Pienso en que tienes mucha suerte. Has cumplido nuestro sueño. Pero vas a tener que trabajar mucho para ponerte al nivel de esa gente.<br />
-Ya.<br />
-Y, ¿no piensas volver?<br />
-Alguna vez, supongo. Pero no mucho. Suena mal decir que sólo te dejo a ti y a nuestros amigos, pero es que esa razón no tiene mucho valor utilitario como para volver más a menudo. Si al menos mis padres no hubieran vendido la casa, volvería aquí en verano, al menos.<br />
-Pero puedes quedarte en la mía.<br />
-¿En serio?<br />
-Claro.<br />
Los dos nos echamos a reír: no hace mucho, la sola idea de tener que compartir también la misma casa nos hubiera horrorizado.<br />
-Yo también tengo una habitación para ti en Londres. Así que yo pasaré un mes aquí y tú un mes allí.<br />
-Me parece estupendo.</blockquote><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Nos hemos pasado el día hablando como nunca lo hemos hecho. Sobre todo. Me contó que había montado aquello así porque en el lenguaje de las flores, la del tomillo significa "nunca te olvidaré", las rosas amarillas significan amistad y son alegres y positivas para contrarrestar las negras, separación y tristeza. Su madre es decoradora de interior.</div><div style="text-align: justify;"> Así que he pasado un día agridulce con mi mejor amigo. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Quién nos lo iba a decir. Se ha acabado. Ya no somos los iguales Alejandro y Alejandra. Me siento tan idiota por no haberme dado cuenta antes del aprecio que sentía por él y por lo nuestro. Era una relación tan insólita y tan... no sé. Me he pasado dos años despreciando a mi mejor amigo, a mi alma gemela. Soy imbécil.</div><div style="text-align: justify;"> Pero al menos me queda la seguridad de que intentaremos seguir manteniéndolo. Ya no será lo mismo, pero seguro que sí igualmente bueno.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-60914695581347151472011-08-25T22:03:00.002+02:002011-09-09T00:28:49.366+02:00Demasiado iguales (9)<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-YsJRfuLBFEU/TlrfUt7pIqI/AAAAAAAAAe4/yTjbRAYh1Ss/s1600/Demasiado+iguales.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-YsJRfuLBFEU/TlrfUt7pIqI/AAAAAAAAAe4/yTjbRAYh1Ss/s1600/Demasiado+iguales.jpg" /></a></div><br />
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Poco a poco la frecuencia ha aumentado: hace diez días no queríamos lo mismo para beber; hace ocho, Alejandro hizo un comentario que yo no había pensado; hace siete, fui yo la que hizo uno ¡con el que él no estaba de acuerdo!; hace cinco, volvimos a tener un fallo de coordinación,...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Y hoy ha sido el acabose. Hoy, domingo, hemos ido al cine. Hemos visto la última de Harry Potter, y, justo al salir, dimos un profundo pero corto suspiro (de esos que parece que estás soltando el aire tras contener la respiración) como preámbulo a nuestro comentario simultáneo. Pero resultó no ser el mismo, pues mientras el exclamó "¡Qué pasada!", yo dije "Vaya mierda". Nos quedamos paralizados y miramos al otro de reojo. "<b>¿Qué has dicho?</b>". A partir de ahí seguimos hablando los dos a la vez, pero el problema es que no decíamos lo mismo. Ninguno de los dos estaba escuchando al otro; cuando nos dimos cuenta, nos dirigimos a la heladería (yo me pedí uno cucurucho de trufa con trozos de chocolate blanco, y él de chocolate blanco con trozos de galleta) y mientras uno lamía su helado, el otro exponía un argumento. Ante todo, civilizados, como siempre... Pero no era igual que siempre: estábamos intentado convencer al otro. Teníamos posturas totalmente opuestas y opiniones completamente diferentes sobre la misma escena. Como si no hubiéramos visto la misma película. ... El civismo se acabó cuando el helado y empezamos a discutir de verdad (fíjate de qué chorrada).</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Muy mosqueados, nos hemos ido cada uno a nuestra casa. Bueno, yo he venido a mi casa, no sé qué es lo que habrá hecho él. Qué extraño me resulta. No sé realmente qué me ha decidido a escribir todo ésto. Quizá quiera dejar algún resumen de lo que ha sido mi vida durante estos dos años, porque, sea como sea, esto significa el final de una temporada.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-63728219488804912412011-08-25T21:38:00.003+02:002011-09-09T00:26:56.146+02:00Demasiado iguales (8)<div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-YsJRfuLBFEU/TlrfUt7pIqI/AAAAAAAAAe4/yTjbRAYh1Ss/s1600/Demasiado+iguales.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-YsJRfuLBFEU/TlrfUt7pIqI/AAAAAAAAAe4/yTjbRAYh1Ss/s1600/Demasiado+iguales.jpg" /></a></div><br />
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Sólo cinco días después, hubo algo nuevo. Esa vez fue un fallo en la coordinación. Aquel sábado estábamos invitados a una fiesta muy pija (sí, cosas que ocurren y no sabes bien cómo). Era una especie de cena/cócktel. Vamos, que había que ir medio de etiqueta. Le tocaba a Alejandro elegir el color de la ropa. Así que tres semanas antes, fuimos los dos a una tienda muy <strike>cara</strike> pija para dejarlo todo preparado. Como él tenía preferencia, fuimos primero a la sección de caballeros y empezó a probarse trajes y camisas. Finalmente, elegimos un traje negro muy <strike>caro</strike> elegante, una camisa menta claro y una corbata verde esmeralda oscuro. Todo muy elegante, bonito y tan caro, que el de la tienda nos comentó que, debido a una promoción, se podía llevar otra camisa y otra corbata. Yo no sabía que eso se podía hacer en las tiendas <strike>caras</strike> pijas, pero así fue. De modo que cogió una camisa azul oscuro que no habíamos visto antes (aún no me explico cómo) y una corbata fina negra.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Así que, después de veinte minutos de haber llegado, Alejandro tenía su ropa y ahora íbamos a por la mía. </div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Pero hay una cosa que a la gente le gusta mucho: los tópicos. Así que, tras hora y media, y treinta y seis vestidos, Alejandro y yo expiramos un tremendo suspiro, nos miramos y, sin ser necesarias ni preguntas ni respuestas, él se depidió y me dejó sola con mi pelea. Es lo mejor que pudo hacer, pues la dependienta me hizo probarme veintitrés vestidos más hasta dar con uno lo suficientemente elegante (osea, caro) y que al mismo tiempo no me hiciese sentir ridícula. Con lo que terminé con un vestido muy simple: palabra de honor negro con cintas azul oscuro. <i>¿Por qué demonios estas cosas serán tan carísimas, si se pueden encontrar diseños prácticamnte iguales por una minúscula parte del precio?</i> Hasta tal punto iba mi paranoia, que no estaba totalmente conforme con mi elección por ser tan abundante en negro, como el traje de Alejandro. Pero como me gustaba mucho, me llamé tonta y listo.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Y así quedó la cosa. No había razón para volver a hablar de aquello. Tan sólo salió un par de veces la conversación porque alguien me preguntara qué me había comprado; pero daba la exquisita casualidad de que, cada vez que comentábamos algo sobre ello, no estábamos los dos juntos. Y mira que ya hemos llegado a un punto en el que es raro no vernos uno al lado del otro.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Total, que nada nos había preparado para la sorpresa...</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> No lo llamo idiota porque me da la sensación de que me estoy insultando a mí misma que si no...</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Resulta que Alejandro tuvo un pensamiendo independiente. Bueno, él sostiene que fui yo. El caso es que él, al ver la camisa azul (recuerda que el añil es nuestro color favorito), cambió inmediatamente de idea con respecto a la otra, y decidió que se iba a poner la segunda. Claro, a él ni se le pasó por la cabeza que yo no hubiera pensado en lo mismo. En ese momento estuvo absolutamente seguro de que yo ya sabía, habría deducido, intuido,... que él se pondría la camisa azul. </div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> ¡Pero no! Yo no pensé ni por un momento que su/nuestra elección había cambiado. Yo, hasta que lo vi en la puerta de la recepción, ni siquiera imaginé que se pondría la camisa del mismo tono azul que mis cintas.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Nuestra amiga Nerea me da mucha pena. Ella quería (y quiere) estudiar Bellas Artes; pero le tocó un padre idiota que le convenció de que no tenía ningún talento y que mejor estudiaba empresariales y así le daría un buen puesto en su empresa. Pero ella lo adora, y siempre está dibujando como el que come pipas. Por eso siempre lleva un estuche encima con lápiz, goma y colores básicos. ¿Quién necesita cámara de fotos si se tiene una amiga que dibuja rápido y no excesivamente mal? Además, cuando una situación es divertida, la gracia queda mejor plasmada en una caricatura.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> </div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Este es un esquema de nuestras fachas esa noche:</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/-Kc4wcJvdpIw/Tlai0bNwFWI/AAAAAAAAAeo/4zu19urRnN0/s1600/Demasiado+iguales+001.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="http://4.bp.blogspot.com/-Kc4wcJvdpIw/Tlai0bNwFWI/AAAAAAAAAeo/4zu19urRnN0/s640/Demasiado+iguales+001.png" width="302" /></a></div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Según ella, está lleno de simbolismo:</div><ul><ul><li><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">los cuerpos miran cada uno a un lado, porque no nos llevamos bien.</div></li>
<li><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">el brazo une las figuras, porque, a pesar de todo, dice, estamos unidos.</div></li>
<li><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;">Una figura se apoya en la otra, porque somos un equipo y nos ayudamos.</div></li>
</ul></ul><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Lo demás, dice, es un reflejo de nuestra personalidad, como las caras serias o las poses relajadas. El patilarguismo no sé qué siginifica.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Es de imaginar las bromas que nos hicieron nuestro amigos por venir a conjunto (tal era nuestro cuidado que nunca nos habían visto así). Y si no se imaginan, lo siento, pues yo no quiero revivirlas.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"> Estuvimos casi toda la noche de morros. Primero por tirria. Luego, por la preocupación: ¿por qué nos estaba ocurriendo ésto? Aunque, bueno, ya no estoy tan segura de que él estuviese pensando en lo mismo.</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div><div align="JUSTIFY" style="margin-bottom: 0cm;"><br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-90957765441384861342011-08-20T13:00:00.007+02:002011-09-09T00:22:50.449+02:00Demasiado iguales (7)<div style="text-align: justify;"> ...Pero algo ha cambiado. Ahora las cosas son diferentes.</div><div style="text-align: justify;"> La forma de ser de una persona se forma a través de los años que ha vivido. Un bebé es una página en blanco que se va rellenando con cada palabra que oye, cada escena que ve, cada sensación, cada experiencia. Algunas de las cosas de marcan de forma muy sutil; otras son muy determinantes. Es por eso que los gemelos y mellizos suelen ser muy parecidos en cuanto a forma de pensar, gustos, aficiones,... porque ellos han recibido la misma educación y sus experiencias son casi las mismas. Son sólo pequeños momentos los que han hecho que sean diferentes.</div><div style="text-align: justify;"> Por lo tanto, que dos personas completamente ajenas entre sí sean exactamente iguales, es prácticamente imposible. De hecho, yo creía que de forma absoluta.</div><div style="text-align: justify;"> Lo que tenemos Alejandro y yo es lo más insólito que podría haber imaginado nunca. Y es ahora cuando me estoy dando cuenta, cuando ya se va.</div><div style="text-align: justify;"> No sé qué conjunto de circunstancias se ha dado para que en el mundo, y tan cerca, se hayan formado dos personas iguales. Pero lo que debería haber sabido es que es improbable que se mantenga. Porque por parejas que sean nuestras vidas, siempre habrá diferencias.</div><div style="text-align: justify;"> No sé si "eso" que ha ocurrido le ha pasado a Alejandro o a mí. Sólo sé que algo ha sucedido.</div><div style="text-align: justify;"> Hace algunas semanas empezamos a notar cosas extrañas:</div><div style="text-align: justify;"> Estábamos en una clase mía. Me explico: lo tenemos acordado todo, y con todo me refiero a todo, como quién interviene en cada clase. Es decir, si nos surge alguna duda, en vez de preguntar los dos, pregunta sólo uno; si hay que pedirle los apuntes a algún compañero, no lo pedimos los dos, sino uno sólo;.... Y así con la ropa (cada día uno elige lo que se va a poner y el otro, en consecuencia, tiene que elegir algo diferente, para no ir iguales cual idiotas), los regalos de los cumpleaños (ya conté lo de Nerea),... Total, que estábamos en una clase en la que quien debe participar de forma activa soy yo...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><blockquote><div style="text-align: justify;"> La profesora termina una explicación y comienza uno de sus silencios de asimilación, en la que todos, como el nombre indica, asimilian lo que acaban de oír, repasan mentalmente lo que ha dicho y, si alguien tuviera alguna duda, se comentaría allí en medio. Es una de los pocos verdaderos docentes que hay por la facultad.</div><div style="text-align: justify;"> De repente, noto que Alejandro me da un codazo. Lo miro extrañada, reflejo de su cara. Con los ojos me está diciendo "<i>¿Qué te pasa?</i>" y en los míos de lee "<i>¿Qué ocurre?</i>". No le entiendo... ¡¿Cómo que no le entiendo?! Estoy desconcertada. Él está desconcertado. Entonces mueve la cabeza señalando a la profesora. Lo que quiere es que le haga una pregunta. ¡¿Qué pregunta?! En una esquina del folio que estoy usando le escribo:</div><div style="text-align: justify;"> <i> ¡¿Tienes una duda?!</i></div><div style="text-align: justify;"> Él lo lee y me mira abriendo mucho los ojos, incrédulo. Se aproxima el papel:</div><div style="text-align: justify;"> <i> ¡Claro! ¿Tú no?</i></div><i> ¡No! Me ha quedado todo muy claro.</i></blockquote><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Alejandro tuvo que hacer su pregunta él solo. Estuvimos emparanoyados durante el resto del día. Apenas abrimos la boca. Tal fue la magnitud de nuestra extrañeza.</div><div style="text-align: justify;"> Sin embargo, al día siguiente estábamos tranquilizados ya y no le dábamos importancia, pues seguíamos tan iguales como siempre.</div><div style="text-align: justify;"> Pero las diferencias continuaron...<br />
<br />
<br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-75736242601291400552011-08-19T13:00:00.004+02:002012-06-07T01:41:04.470+02:00Demasiado iguales (6)<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> <span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">Desde aquel momento estuve más dispuesta a ver las cosas de forma positiva. Era difícil,</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">pero lo quería conseguir. Y es que si lo piensas bien, tener a alguien que es igual que tú, pero no</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">eres tú, sino que es otra persona, vale por dos veces tú. ¿Se me sigue? Quiero decir que, fuese cual</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">fuese la discusión, yo tenía dos votos a mi favor. Era genial salirse con la nuestra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> Total, que dándonos cuenta de que lo compartíamos prácticamente todo: amigos,</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">asignaturas, aficiones, gustos,... pensamos que era una soberana tontería mantener una actitud fría y</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">distante. Así que de verdad intentamos acercarnos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> La cosa empezó bastante bien. Resulta que Alejandro, con el tiempo, terminó aceptando la</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">oferta de Adrián y nos encontramos en las pistas. Nada más comenzar, Adrián tuvo un tirón y</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">Alejandro y yo nos vimos frente a frente. Fue una bolea espectacular. Corríamos de un lado a otro</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">de la pista y no se nos escapaba ni una sola. Nuestro espectador, a los cinco minutos estaba</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">alucinando con nuestra coreografía. A los diez ya se había cansado de que el marcador no avanzase</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">y se fue a las duchas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> No sé quién fue el que, a los treinta minutos sin parar, ya rendido, dejó que se escapase la</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">pelota. Los dos nos tiramos al suelo, jadeando. Más tranquilos, nos echamos una mirada cómplice y</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">sonreímos contentos por el satisfactorio ejercicio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> ¡Qué alegría sentía mientras me duchaba! Creía que lo habíamos conseguido, que nuestro</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">aborrecimiento mutuo había acabado para siempre...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> Pero en realidad... Bueno... así fue, pero... después me decepcioné.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> Resulta que fuimos a almorzar los tres juntos. Alejandro y yo estábamos tan contentos por</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">nuestro aparente éxito que queríamos festejarlo de alguna manera. La cosa fue más o menos así:</span><br />
<br />
<blockquote>
—¡Vaya! Parecía que lo habíais ensayado -comenta Adrián.<br />
—Sí, ha sido fantástico -dice Alejandro.<br />
—Sí, fantástico -digo yo.<br />
Los dos estamos comiendo pez espada. Para beber: CocaCola con mucho hielo.<br />
—Estaréis agotados.<br />
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">—<b>Mucho</b> -decimos ambos.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">…</span> </blockquote>
<blockquote>
—Mmm, qué bueno está esto. Y, ¿qué le habéis comprado a Nerera para esta noche?<br />
—<b>''La sombra del vi...</b>Nos quedamos mirando el uno al otro. Adrián también nos mira, pero divertido.<br />
—Tenéis un problema.<br />
<i>“Sí, mi problema es él”</i>.<br />
—<b>¿Qué hacemos? Pfff</b> -suspiramos y miramos a Adrián-: <b>¿Tienes papel y boli?</b></blockquote>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><br />
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> Y así iba a ser siempre. Ya no podíamos hacer muchas de las cosas por nuestra cuenta</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">porque resulta que tenemos que consultar con nuestro doble y/o echarlo a suertes. Por cierto: perdí yo.</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> También intentamos tener conversaciones propias. Pero acabaron siendo de lo más</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">aburridas. Al principio era agradable hablar por fin con alguien sobre una afición tan en desuso</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">como es el hacer puzzles, entre otros temas. Pero es muy poco... espontánea una conversación que está como... </span>ensayada, preacordada: tú dices un comentario sobre esto y yo respondo con un comentario sobre otro aspecto de la misma cosa. Civilizados, sí; pero poco naturales. No nos aportamos nada.</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> No, lo nuestro no es hablar...</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> ...lo nuestro es más bien el baile, la coreografía. Dejamos de intentar caernos bien el uno al</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">otro y nos centramos en ser un equipo. Digamos que... nos rendimos a la idea de tener una sombra,</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">un doble, un siamés. No nos consideramos amigos, sino más bien una carga, algo de lo que no te</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">puedes librar, pero que al mismo tiempo es complementario, te ayuda y lo puedes aprovechar.</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">Somos el dúo mejor sincronizado que se puede imaginar. De algún modo hemos acordado estar</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">juntos para ser uno solo. No conversamos, no... Es una relación un tanto... En realidad no nos</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">relacionamos; tan sólo, eso, bailamos: nos movemos en sintonía. Simplemente estamos siempre</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">juntos e, innecesariamente, acordamos cosas con la mirada.</span></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"> Así nos ha ido bien. Pero...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><br />
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><br />
</span></div>
</div>Anonymousnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-62616654650094041922011-08-17T13:00:00.004+02:002011-09-09T00:14:26.607+02:00Demasiado iguales (5) Otra escena que iba poner a prueba nuestra paciencia, fue cuando nos emparejaron para hacer un trabajo de Biología funcional de las plantas. ¿Cuál había sido el criterio? Orden de lista: Alejandra Salgado, Alejandro Salguero. También era mala suerte: había otro Salgado, pero su segundo apellido era Álvarez mientras que el mío es Mora; y otro Salguero, pero su segundo apellido era Velasco mientras que el de Alejandro era Morales.<br />
Sí, Salgado Mora y Salguero Morales. ¿Se entienden ahora a los profesores con lo de las calificaciones?<br />
Nos enteramos de la noticia, giramos las caras para vernos, nos amenazamos con la mirada y nos fuimos cada uno por su lado.<br />
Lo que yo más quería en el mundo era terminar las clases e irme derecha a mi casa y no pensar más en mi incordio personal. Pero las responsabilidades están antes. Así que me dirigí a nuestra sala favorita. Es la que más nos gusta porque no suele haber mucha gente y su forma y orientación hace que no sea muy fría en invierno y, sobre todo, no muy calurosa en verano. Seguro que iría allí y llegaríamos a la misma hora.<br />
Bueno, muchas veces he dicho que lo pensamos todo a la misma vez y del mismo modo. Eso implicaría que estuviésemos pegados continuamente. Pero no es así (si no, nos hubiéramos matado hace mucho tiempo). Sólo las cosas que se escapan a nuestro control hacen que nuestras vidas sean diferentes. Como por ejemplo, que nos sorprenda una calle cortada en el camino, que se nos rompa algo (como la ducha, la mochila,...), etc. A mí me pasó que me retuvo cinco minutos una compañera que me pedía unos apuntes. Ante este cambio en mi camino, se me ocurrió algo que él no podría llevar a cabo porque no estaba en mis circunstancias. Él, en la sala, pensaría en zumo de manzana; yo estaba al lado de una tienda y pensé en comprarlo. Y así lo hice: compré dos. Así empezaríamos con buen pie.<br />
De camino hacia allí pensé en una idea para que pudiésemos hacer el trabajo de forma organizada, civilizada y sin peleas: dividiríamos el trabajo en secciones y la mitad para él y la otra mitad para mí. Pondríamos las distintas partes en trozos de papel y uno a uno, por suerte, tendríamos nuestras partes. Sin conflictos, sin dos veces lo mismo.<br />
Repito que nuestras circunstancias eran diferentes. Por lo que, mientras yo caminaba hasta llegar, él ya lo había hecho. De modo que todo quedó acordado sin palabras.<br />
Y fue así como nos dimos cuenta de que podíamos ser un buen equipo y si bien, por nuestra naturaleza, nunca nos caeríamos bien, íbamos a tratar al menos de organizarnos para no sacarnos de quicio.Anonymousnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-56524543277821954462011-08-16T15:55:00.017+02:002011-09-09T00:12:03.862+02:00Demasiado iguales (4)<div style="text-align: justify;"> Mirándolo ahora en retrospectiva, me doy cuenta de lo prejuiciosos que fuimos. No nos dimos ni una oportunidad desde el primer momento.</div><div style="text-align: justify;"> Como ni Alejandro ni yo estábamos por la labor de hablar, y Maribel necesita de mucho ánimo para ello, Adrián no paró de rajar en toda la cena. Pero hubo algunos intervalos en los que intentaba sacar algún comentario a alguien mientras él masticaba y que así no se hiciera el sepulcral silencio. Y de verdad que le puso empeño:</div><blockquote><div style="text-align: justify;"> -Y, bueno, Alejandro, a ti también te gusta el tenis, ¿no?</div><div style="text-align: justify;"> -Sí.</div><div style="text-align: justify;"> Adrián mastica...</div><div style="text-align: justify;"> -¿Lo practicas?</div><div style="text-align: justify;"> -De niño sí, pero ahora sólo de vez en cuando.</div><div style="text-align: justify;"> Adrián mastica...</div><div style="text-align: justify;"> -Podrías venir con Alejandra y conmigo, que siempre tenemos alquiladas unas pistas los sábados.</div><div style="text-align: justify;"> -Gracias...</div><div style="text-align: justify;"> Adrián mastica...</div></blockquote><div style="text-align: justify;"> Obviamente, cuando Adrián le hizo el ofrecimiento, le miré de forma muy amenazadora, diciendo sin palabras que ni se atreviera.</div><div style="text-align: justify;"> La cena terminó con una silenciosa rabieta infantil, porque ni él ni yo estábamos dispuestos a ceder el último manjar.</div><blockquote> -¿Querrán algo de po...?<br />
-¡¡TARTA DE CHOCOLATE BLANCO!!</blockquote><div style="text-align: justify;"> Todo el mundo se rió: el camarero, Adrián y Maribel. Alejandro y yo también, pero fue una risa muy <strike>falsa</strike> diferente. Después sí nos reímos de verdad: de alivio, porque el camarero dijo que habíamos tenido suerte porque eran los dos últimos trozos. El alivio era porque, de haber habido uno menos, ¿qué habría pasado? ¿Nos habríamos peleado de verdad, cual críos? Sí, no cabe duda de que así hubiera sido.</div><div style="text-align: justify;"> ¡Ahora sé por qué recuerdo tan bien aquella noche! ¡Porque la tarta estaba deliciosa!</div><div style="text-align: justify;"> Cuando terminamos, nos fuimos a un pub y allí fue donde Adrián se puso a charlar con Alejandro y yo con Maribel. Resultó ser una muchacha muy interesante y amante del cine. Hasta me invitó a ir a su casa para ver una película que llevaba tiempo queriendo ver y que era una de sus favoritas.<br />
Finalmente, Adrián acompañó a Maribel a su casa y Alejandro y yo nos fuimos cada uno por su lado, alegres por haber conocido a alguien nuevo de agradable charla y avergonzados por nuestra inicial actitud idiota.<br />
<br />
<br />
</div>Anonymousnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-71229054883540427632011-08-13T13:00:00.004+02:002011-09-09T00:09:13.465+02:00Demasiado iguales (3)<div style="text-align: justify;"> La hipocresía es considerada una actitud mal vista. Pero yo creo que si es llevada a cabo por uno mismo, sin hacer daño a nadie y aplicada de forma cómica, entonces puede resultar divertida.</div><div style="text-align: justify;"> Por ello, mi sonrisa sólo fue fingida en parte cuando nos presentaron y nos saludamos con sendos besos en las mejillas. Desde ese momento empezamos a hablar, aunque no con palabras, sino con la mirada. Nos estábamos diciendo "Tenías que ser tú. Seguro que me sacarás de quicio. Más te vale portarte bien porque como le arruines la cita a mi amig@...".</div><div style="text-align: justify;"> El lugar de la cita lo había escogido Maribel. Estábamos en un punto estratégico que debía haber sido estudiado de antemano, pues nadie repararía en nosotros y al mismo tiempo no nos sentíamos aislados.</div><div style="text-align: justify;"> En aquel inicial encuentro fue cuando tuvimos la primera oportunidad de darnos cuenta de que caíamos igual a la gente. Por lo tanto, Maribel y yo congeniamos de maravilla y Alejandro y Adrián también se llevaron genial desde el principio.</div><div style="text-align: justify;"> Pero eso no quitó la tensión entre Alejandro y yo. Estábamos sentados frente a frente, con lo que las miradas asesinas volaban.</div><blockquote><div style="text-align: justify;"> -¿Qué van a tomar de beber? -pregunta el camarero.</div><div style="text-align: justify;"> Yo ya tengo pensada mi cerveza en vaso de tubo. Primero contesta Adrián, luego Maribel y luego Alejandro:</div><div style="text-align: justify;"> -Cerveza en tubo para mí.</div><div style="text-align: justify;"> Será capullo. Ahora mismo cambio. ¡¿Qué pido ahora?!:</div><div style="text-align: justify;"> -Mmm... eeh... Cola. Pero no Pepsi, sino CocaCola.</div><div style="text-align: justify;"> -Sin problemas, de acuerdo -dice el muchacho y se va.</div></blockquote><div style="text-align: justify;"> Pero después me adelanté yo, jeje.</div><blockquote><div style="text-align: justify;"> -¿Para comer?</div><div style="text-align: justify;"> Me adelanto a todos, porque nada va a impedirme disfrutar de un solomillo con salsa roquefort.</div><div style="text-align: justify;"> -Solomillo con salsa roquefort, por favor.</div><div style="text-align: justify;"> Le veo la cara de refilón. Si las miradas matasen... Piden Adrián y Maribel. A él se le ve revisando la carta a todo trapo.</div><div style="text-align: justify;"> -¿Y usted? ¿Qué va a ser?</div><div style="text-align: justify;"> -Mmm... eeh... filete de dorada.</div></blockquote><div style="text-align: justify;"> Todavía dudo de si fue gracioso o un ignorante dedo en la llaga que Adrián se pusiera a decir que qué casualidad que él y Maribel hubieran pedido lo mismo para comer. Entonces pensé que sí, que esa actitud infantil debía deberse a que estaba enamorado. Luego me di cuenta de que más infantil era la mía y me limité a escuchar y no pensar.</div>Anonymousnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-42124392455676348132011-08-12T14:16:00.005+02:002011-09-09T00:00:16.357+02:00Demasiado iguales (2)<div style="margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><br />
</div><div style="margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #f3f3f3; font-family: inherit;"><span style="font-style: normal;"> <span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;">Yo no soy tonta. Por lo tanto él tampoco. Aunque no nos hubiésemos hablado durante todo un año (primero de carrera), nos conocíamos muy bien. Por lo ya comentado: las calificaciones, encontronazos producto de pensar igual,... Normalmente, en las ciudades grandes es poco probable que tengas habituales tropiezos con gente conocida. Aunque claro, si frecuentas </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><span style="font-style: normal;"><u>los mismos </u></span><span style="font-style: normal;">lugares que otra persona, es más fácil. Pero es que además, da la maldita casualidad de que asistís a las mismas horas. Osea: la única oportunidad de que no nos viéramos las caras era yéndose cada uno a su casa.</span></span></span></div></div><div style="margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: inherit;"><span style="font-style: normal;"><span class="Apple-style-span" style="color: #f3f3f3;"> Ya por entonces comenzó la tirria. Bueno, en realidad, primero era</span><span class="Apple-style-span" style="color: #d9ead3;"> </span></span><span style="color: #d9ead3; font-style: normal;">gracioso</span><span style="color: #f3f3f3;"><span style="font-style: normal;">; luego, </span></span><span style="color: #b6d7a8; font-style: normal;">interesante</span><span style="color: #f3f3f3;"><span style="font-style: normal;">; después, </span></span><span style="color: #93c47d; font-style: normal;">raro</span><span style="color: #f3f3f3;"><span style="font-style: normal;">; finalmente, algo </span></span><span style="color: #6aa84f; font-style: normal;">pesado</span><span style="color: #f3f3f3;"><span style="font-style: normal;">.</span></span></span></div></div><div style="margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><span style="color: #f3f3f3; font-style: normal;"> La insistencia de este hecho produjo </span><span style="color: #38761d; font-style: normal;">malestar</span><span style="color: #f3f3f3; font-style: normal;">. Al principio nos resistimos a cambiar nuestros hábitos por culpa de un desconocido. Más bien esperábamos a que el otro decidiera salirse de su costumbre. Pero eso no ocurrió, sino que cambiamos los dos a la vez. A estas alturas de la narración podrás suponer que nuestros nuevos hábitos coincidían a la perfección.</span></span></div></div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #f3f3f3; font-family: inherit;"> Sí, empezamos a caernos muy mal.</span></div></div><div style="margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #f3f3f3; font-family: inherit;"><span style="font-style: normal;"> Alguien podría pensar "</span><i>Y de tanto coincidir, ¿no intercambiasteis algunas palabras</i><span style="font-style: normal;">?". Eso habría sido lo normal. ¿Por qué no lo hicimos? Hay varias teorías: los polos iguales se repelen, introversión de ambos,... Yo creo que nuestro subconsciente nos dijo que si alguien se llevaba el último ejemplar a prestar de la novela que quieres sacar de la biblioteca, ese alguien no puede ser tu amigo. La hipótesis de </span><strike><span style="font-style: normal;">mi</span></strike><span style="font-style: normal;"> nuestra amiga Nerea </span><strike><span style="font-style: normal;">me</span></strike><span style="font-style: normal;"> nos hace mucha gracia por la forma en que ella misma se expresa. Entrecierra los ojos y dice que somos videntes porque sabíamos que nos íbamos a caer mal desde el principio y que por favor averiguásemos qué estructuras de desarrollo prefería su profesor de Hª de la Economía.</span></span></div></div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #f3f3f3; font-family: inherit;"> El caso es que en algún momento nos tuvimos que decir las primeras palabras. ¿Cuándo y cómo? Bien, eso es difícil de recordar, porque no me gusta guardar en la memoria cosas feas. Pero aún mantengo lo suficientemente nítida la escena porque fue, en verdad, curiosa:</span></div></div><div style="font-style: normal; margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: #f3f3f3; font-family: inherit;"> Mi amigo Adrián me suplicó que le acompañase a una cita doble con su nueva novia. El chaval estaba muy ilusionado, porque decía que tenía muchas cosas en común con ella y que opinaban casi igual sobre casi todo. Se le veía medio enamoriscado al chaval. El caso es que ella era un poco tímida y se sentiría más cómoda si hubiese otra pareja con ellos. Y se les ocurrió la feliz idea de emparejar a uno de sus mejores amigos. Sí, está claro, ¿no?: Adrián me lo pidió a mí y Maribel se lo pidió a Alejandro. Según hablaron en la cena, se les ocurrió porque cada uno nos describió por encima y se sorprendieron de casi tanta coincidencia como en ellos.</span></div></div><div style="margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="color: #f3f3f3; font-family: inherit;"><span style="font-style: normal;"> Ahora se puede pensar “¿</span><i>Son buenos amigos y no les habíais dicho que durante un año os topabais constantemente con otra persona</i><span style="font-style: normal;">?” Sí. Ya, la introversión es así. Qué le vamos a hacer.</span></span></div></div><div style="margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><span style="font-family: 'Times New Roman';"><span style="font-style: normal;"><br />
</span></span></span></div></div><div style="margin-bottom: 0cm; orphans: 2; widows: 2;"><div style="text-align: justify;"><span style="color: black;"><span style="font-family: 'Times New Roman';"><span style="font-style: normal;"><br />
</span></span></span></div></div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-72326549325786194622011-08-11T17:00:00.003+02:002011-08-13T01:04:03.240+02:00Demasiado iguales (1)<div style="text-align: justify;"><u>Mi ficha</u></div><div style="text-align: justify;">Nombre: Alejandra.</div><div style="text-align: justify;">Edad: 19 años.</div><div style="text-align: justify;">Estudios: segundo año en Biotecnología.</div><div style="text-align: justify;">Idiomas: además del castellano, inglés e italiano.</div><div style="text-align: justify;">Color favorito: Añil.</div><div style="text-align: justify;">Hobbie: hacer puzzles.</div><div style="text-align: justify;">Tema de conversación preferente: todo lo que tenga que ver con el tenis.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><u>Ésta es la ficha de él</u></div><div style="text-align: justify;">Nombre: Alejandro.</div><div style="text-align: justify;">Edad: 19 años.</div><div style="text-align: justify;">Estudios: segundo año en Biotecnología.</div><div style="text-align: justify;">Idiomas: además de castellano, inglés e italiano.</div><div style="text-align: justify;">Color favorito: Añil.</div><div style="text-align: justify;">Hobbie: hacer puzzles.</div><div style="text-align: justify;">Tema de conversación preferente: todo lo que tenga que ver con el tenis.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Esto es un resumen muy resumido de las semejanzas entre Alejandro y yo. Ya hemos gastado todas las frases tipo "Yo también", "Igual que yo",...</div><div style="text-align: justify;"> Y es que no es sólo que tengamos los mismos gustos, aficiones, opiniones,... ¡Es que hasta pensamos igual y a la misma vez! ¿Puedes imaginar lo agobiante que resulta tener una conversación en grupo y que al responder a un comentario tu voz tenga eco? ¡Si hasta en la voz se nos puede confundir! Porque él la tiene suave para ser tío y yo grave para ser tía. Y lo que te hace odiar ya del todo a alguien es encontrartelo continuamente en la misma sala de estudio, queriendo sacar el mismo libro que tú de la biblioteca,... Y los exámenes y calificaciones... más de una vez nos hemos encontrado alguno de los dos con un "no presentado", pues los profesores creen encontrarse dos veces con el mismo documento.</div><div style="text-align: justify;"> Es algo... agobiante. Extraño y raro. Un desconcierto continuo. Una sombra, tu propio fantasma. El tú de una dimensión paralela en la que los tíos son tías y al contrario.</div><div style="text-align: justify;"> La convivencia sí que es extraordinaria. Si yo le caigo bien a mis amigos, irremediablemente él también les cae bien (al fin y al cabo, es yo por duplicado). Por lo tanto es obligatoria. Odiosa. A la vez difícil y fácil, pues no nos soportamos, pero como sabemos siempre qué está pensando el otro, pues podemos anticiparnos a las decisiones de los demás y así hacernos la vida un poquito más sencilla. Como al pedir café.</div><div style="text-align: justify;"> Claro, al principio era extraño eso de:</div><div style="text-align: justify;"> -Voy a pedir. ¿Qué vais a querer? Tú, Alejandra, un manchado con tres sobres de azúcar, ¿verdad?</div><div style="text-align: justify;">O, por el contrario:</div><div style="text-align: justify;"> -¡Uf! Vengo del baño. No me encuentro bien. Hoy tomaré mejor un acuario de naranja.</div><div style="text-align: justify;"> -Vale. ¿Y dónde está Alejandro?</div><div style="text-align: justify;"> -Aún espera la cola. Tráele otro.</div><div style="text-align: justify;"> Vale, sí, son tonterías. Pero un cúmulo de tonterías puede hacerle la vida imposible a alguien. Y nuestras vidas eran insoportables desde el momento en que el no nos dejaron ignorarnos por más tiempo.</div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-4453853710505442392011-08-06T04:59:00.001+02:002012-01-26T13:40:45.938+01:00Mi tesoro arrebatado<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-uMsuvWjiP3w/TkFcwbmOyzI/AAAAAAAAAec/m9nXe_iq-yA/s1600/Luna+entre+muros+negros.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="177" src="http://3.bp.blogspot.com/-uMsuvWjiP3w/TkFcwbmOyzI/AAAAAAAAAec/m9nXe_iq-yA/s200/Luna+entre+muros+negros.png" width="200" /></a></div><br />
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Me observaba desde arriba con su ojo grande sin iris ni pupila. Ella sabía lo que pretendía hacer, y por eso me vigilaba. Yo no podía verla, porque estaba escondida entre dos muros negros, pero sí la sentía. Además agradecía que esa noche no mostrara su hermosura plena, resguardándome de su brillo delator.</div><div style="text-align: justify;"><br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Tenía miedo de que me descubriesen. No sabía qué podría pasar. No conocía a mi enemigo ni conocía mi propia posible reacción. Para aplacar un poco mi temor, había pensado detalladamente la ropa que me pondría, para estar cómoda y segura. De modo que estaba vestida de negro entera, con tela elástica y ajustada, mis botines más silenciosos y el pelo recogido en un moño bajo un gorro. Entonces no tenía miedo, sólo me sentía ridícula.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Cuando me di cuenta, estaba detrás de un árbol en la primera línea del bosque. Había caminado por su linde, por si la gran perla decidía asomarse de entre los algodones oscuros. Vigilé durante diez minutos la ventana del despacho de la directora. La maldita no se iba. Odié su carita dulce, su sonrisa que invitaba a la confianza. La odié con lo más profundo de mi ser. No me importaba si ella sabía o no que me había hecho tanto daño. Quería hacérselo saber. Pero no, lo primero era lo primero y debía recuperar mi tesoro, el motivo por el que estaba allí.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Tras otros quince minutos, hubo movimiento. La puerta se abrió y entró uno de sus secuaces. Era él, el muchacho que me había estado sonriendo desde que llegué. Quería saber de qué estaban hablando. Aproveché todos los objetos que se encontraban entre mi punto de partida y la parte inferior de la ventana del despacho.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> -... no está aquí para corregir su comportamiento, como las demás. Ella quiere ser una de nosotros.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> ¡Estaban hablando de mí! Sí, yo le dije que quería formar parte del grupo. Realmente adoraba el lugar. Pero eso fue hasta que esa mujer se cruzó en mi camino.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> -Sí, todos los chiquillos dicen lo mismo.</div><div style="text-align: justify;"> -Pero no es una chiquilla.</div><div style="text-align: justify;"> -Claro, ¿entonces por qué está aquí?</div><div style="text-align: justify;"> -Por que....</div><div style="text-align: justify;"> -No quiero oírlo. No me importa. Actué como creí conveniente y mi decisión es irrefutable.</div><div style="text-align: justify;"> -Es que ella lo necesita.</div><div style="text-align: justify;"> -Ni que fuera un medicamento. Oye, no creas que nuestra confianza especial te otorga algún privilegio.</div><div style="text-align: justify;"> -Yo sólo...</div><div style="text-align: justify;"> -Tú nada. Dentro de media hora en la enfermería.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Él salió. Qué detalle intentar haberme defendido. Me había entendido de verdad: lo necesitaba, era una droga para mí. Ignoré la parte de la conversación que no me importaba. Lo que realmente me interesaba es que sólo treinta minutos después, la habitación estaría vacía.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Volví a resguardarme entre los árboles. Apoyé mi espalda en el tronco de un hermoso roble. Me mantuve quieta y silenciosa. Sin embargo, por dentro la ira me comía, la impaciencia amenazaba con hacerme gritar y los nervios pretendían que todo mi cuerpo se sumiese en tics. Pero la fría brisa de la noche me acariciaba la cara y despejaba mi mente. Mi compañera de las alturas me ayudaba en mi empresa. Sabía por qué lo estaba haciendo y me apoyaba. Miré hacia arriba, para que ella viera en mi cara que le agradecía sus ánimos.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Veinte minutos después según mi reloj (yo hubiera jurado que pasó al menos una hora), miré otra vez hacia la ventana. La arpía seguía allí. No me pregunté qué podría estar haciendo tan tarde, no me importaba. Tan sólo quería verla sufrir, que sintiera una mínima parte de lo que yo estaba sufriendo por lo que me había hecho. Sabía que no lo pagaría tan caro como debiera; dudaba que fuera a pagarlo. Es más, yo no estaba pensando en una venganza fría y escarmentadora; yo sólo quería el último recipiente en el que había depositado mi alma. Estar tan lejos de mi alma era asfixiante. Me sentía como en un pequeño ataúd de cristal en medio de la inmensidad del desierto. Estaba ciega a cualquier cosa y mi mente volvía una y otra vez a mi tesoro.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Mi carcelera se levantó. Parecía que ordenaba algunas cosas de su escritorio. Volvió a sentarse y se inclinó de lado para volver a levantarse de nuevo. Fue entonces cuando se me ocurrió la pequeña venganza. Debía darme prisa, porque sencillamente no podía más con la angustia y corría el riesgo de hacer alguna tontería.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Corriendo de la forma más silenciosa que me fue posible, fui por la línea del borde del bosque hasta encontrar un sendero que lo atravesaba. Al final de éste, solo unos cien metros después, estaba el cobertizo con las bestias. El olor de las vacas era cada vez más intenso e insoportable. Pero no iba a escatimar esfuerzos para aquella pequeña lección. Fui donde se encontraban los sacos para meter el estiércol y usé uno para lo que estaba allí.<br />
<br />
</div><div style="text-align: justify;"> Con mi regalo volví al roble y miré hacia la ventana. Seguía allí, pero ya estaba dispuesta a salir. En la puerta, se giró y le echó un vistazo a la habitación, con su asquerosa cara pérfida y falsa. Apagó la luz y se cerró la puerta.<br />
<br />
</div><div style="text-align: justify;"> Mi impulso fue abalanzarme hacia donde encontraría mi tesoro, pero mi amiga brillante, mi pura amiga blanca que me conoce tan bien, me envió una corriente de aire helado y mi pensamiento volvió al punto frío y calculador.<br />
<br />
</div><div style="text-align: justify;"> Toda la fuerza de mi mente y cuerpo se empleó en contenerme hasta que terminara de contar veinte. Uno, dos, tres,... siete... once... dieciocho,... Veinte.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Tuve que conformarme con sólo dos ojos para mirar a todas partes, asegurándome de que nadie me viera. Nuevamente aproveché todos los obstáculos que había entre la ventana y yo para ocultarme, respirar, mirar de nuevo al rededor, volver a oír hasta el último ronquido que hubiera por allí y continuar. Muy rápida. Al momento estaba bajo la ventana. Estaba abierta, pero la mosquitera me impedía entrar. Miré el mecanismo: la parte inferior de la red se quedaba atascada por presión en unos ganchillos en la base, en la parte interior del alféizar. No era a prueba de ladrones, precisamente. Empujé hacia abajo el remate de la mosquitera y lo aparté de los ganchillos, con lo que la red se vio libre y subió casi hasta arriba.<br />
<br />
</div><div style="text-align: justify;"> Entré con el ruido del olor de las heces. Tanto como había creído que estaba preparada para "robar" y resulta que me había olvidado de una linterna. Miré por la ventana y la miré.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> -Por favor -le dije.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Ella entendió perfectamente y salió de entre las nubes para inundarlo todo con su reflejo plateado.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Miré primero en los cajones: todo eran papeles. Después en el armario: había cientos de objetos. Saltaba a la vista que no eran suyos, sino, en su mayoría, cuerpos en los que muchos muchachos antes habían depositado parte de ellos. Como yo había sido la última, mi tesoro estaba el primero, encima de todos los otros.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> No tuve un alivio instantáneo, pues primero debía comprobar que estaba en perfectas condiciones para poder serenarme. Pero tan sólo lo sostuve entre mis manos unos instantes y lo acaricié con las yemas, para sentir su tacto y absorber algo de determinación. En cambio, lo que recibí fue ira. Mi tesoro estaba colérico y quería venganza. Se me encogió el corazón al pensar en qué podría haberle hecho, por qué podría estar así. Pero me conozco, y era mejor no preguntármelo, sino contentarme con derramar la mierda en los cajones. Hasta le dejé el saco.<br />
<br />
</div><div style="text-align: justify;"> Me fui. No me preocupé de cerrar la mosquitera... pero encajé los cristales, para que el olor mantuviera su esencia. Me dirigí hacia la ventana de mi dormitorio, metí todas mis cosas en el petate, cogí mi chaqueta y volví a salir con el saco al hombro. Me encaminé hacia la estación de autobuses del pueblo: ya no podía quedarme allí, porque al ver que faltaba mi tesoro sabría que había sido yo. Además ya nada podía hacer que siguiera en esa granja-escuela ni un día más.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Caminé durante casi dos horas. Luna me alumbraba y me regaló un simpático mirlo que me acompañó con su canto durante todo el camino.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Llegué a la parada. Faltaba una hora para el primer autobús, que me llevaría a un pueblo mayor donde había una estación de tren y, entonces, podría por fin volver. Me resguardé de nuevo entre los árboles, pero de forma que me llegara la luz blanquecina... y me dispuse a comprobar el estado de mi joya. No lo hice antes porque no quería tener la tentación de volver a partirle la cara a la bruja. Ahora estaba lo suficientemente cansada y, por lo tanto, segura de mí misma.<br />
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</div><div style="text-align: justify;"> Tuve un ataque vesánico. Antes le había notado el tacto algo diferente... aunque no lo atribuí a nada grave. Pero a la luz estaba claro: le habían derramado algún líquido. La dureza exterior no había salvado el interior, ahora blando y arrugado...<br />
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<div style="text-align: center;">La hija de puta había mojado <i>La sombra del viento</i><br />
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<div style="text-align: right;"><i>Dedicado a esos maniáticos de la</i></div><div style="text-align: right;"><i> pulcritud </i><i>de sus libros.</i></div></div></div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-11689094189940755882011-07-25T22:41:00.000+02:002011-08-09T16:48:59.365+02:0025/7/2011 Querida Mary:<div style="text-align: justify;"> Te vuelvo a escribir más pronto de lo que tenía pensado. Es que necesito consuelo. Necesito que me digas cómo hacer para superar esto. No puedo cambiarlo. Simplemente no puedo. Soy demasiado pequeña. Es curioso cómo me creo más grande que nadie, cómo soy capaz de verme mejor en muchísimos sentidos ante cualquier persona; y, sin embargo, cuando me doy cuenta de lo grande que es el mundo, de la infinita cantidad de cosas que hay que cambiar y que es absolutamente imposible que yo las mejore, de que mis ideas, mis pensamientos, mi moral, mis sueños, mi razón,... son NADA... Mi razón, que es lo más valioso que tengo, no es nada. Y si no es nada, es nada lo que tengo. Y sin nada más que las lágrimas que empujaban por salir y, finalmente, hoy han salido, ¿cómo voy a evitar que otros no las derramen?</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Dime, querida Mary, cómo hago para olvidar ésta sensación de vacío y pérdida, éste complejo de inferioridad que cada vez pesa más y llega a lugares diferentes, como al que ha llegado hoy. ¿Cómo me evado? Yo lo sé, pero siento que ya no es suficiente, que abandonar esta realidad y volver a la mía no haría más que retener esta desazón, reprimir las lágrimas que debería verter, para, finalmente, salir todas de golpe de nuevo.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Mary, estoy perdida. Yo no pertenezco a esto. No es mi culpa y, ¿por qué la siento? ¿Por qué tengo que vivir aquí si no es justo?</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> ¿Qué han hecho de nosotros? ¿Qué han hecho del ser humano? ¿En qué momento, a la cruel madre naturaleza, se le ocurrió crearnos? ¿Cómo es posible que, desde los principios mismos de la historia, la crueldad haya sido una constante? Dame respuestas, Mary, porque necesito saber. ¡Necesito saberlo! Esta ignorancia me está matando, me hace sentir vulnerable, tan pequeña,...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> También me pregunto, ya más serena, querida miss Bennet, qué época fue más cruel, si la tuya o la mía. Me pregunto en conjunto, si alguna época de la historia occidental fue... si no justa, al menos casi. A veces me decanto por la mía, porque con esto de la educación para todos, dejan ver cosas a través de un cristal blindado con pequeños orificios. Es decir, los que tienen el poder nos dejan ver y oler la justicia, la poseen, la manosean y la desfiguran... y nunca nos dejarán entrar en la sala. Son muy pocos los suficientemente capacitados para atravesar esa barrera; todos soñamos con ser alguno de ellos. Aunque, a veces, creo que no, que no quiero entrar en esa sala; porque dentro sólo están unos pocos, los más viles especímenes de la raza humana. No, a veces no quiero entrar ni con mi fin de destruirlos. Prefiero estar en este lado de la barrera, donde somos más, muy variados. Algunas veces prefiero mi idea de pedir ayuda para crear entre nosotros una nueva habitación donde no se admita más que la justicia, la concordia, la armonía,... Por soñar, que no quede, ¿no, amiga mía? ¿Tú me ayudarías? ¿Vendrías conmigo a construir mi utopía?</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Sí, soñar es muy bonito. Soñemos juntas, Mary. Yo soñaré que mi presente crea un futuro mejor; tú sueña que el tuyo no hizo el mí lo suficientemente malo como para no ser mejorado.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En fin, amiga, ya no se me ocurren más palabras que expresen mis sentimientos. Te volveré a escribir... quizás muy pronto.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Adiós.<br />
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</div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-2875280009062229692011-07-25T22:11:00.000+02:002011-07-25T22:11:41.125+02:00PerdidaHoy estoy perdida. No me encuentro, no encuentro mi lugar en mi sociedad. Yo no quiero estar aquí. Yo nunca he elegido estar aquí. ¡Cómo es posible que me haya tocado vivir en esta puta sociedad corrompida, negra, cruel, injusta, depravada,...! ¿Cómo puede haber tanto mal?<br />
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<a href="http://blog.easypiso.com/wp-content/uploads/2010/06/desahucio.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://blog.easypiso.com/wp-content/uploads/2010/06/desahucio.jpg" width="200" /></a>¿Cómo es posible, qué han hecho para que estén pasando tantas cosas, para que pasen estas cosas? ¿Cómo es posible que les estén quitando las CASAS a cientos de familias. ¡Les están arrancando de su casa! ¡Se las están quitando! ¿Cómo pueden quitarle a uno el fruto de su trabajo? ¿Cómo pueden quitarle a alguien todo? Por favor, ¿por qué? ¿Es que están todos locos? ¿Son todos idiotas? ¿Cómo se puede ser tan mala persona? ¿Cómo se puede ser tan cabrón? ¿Cómo puede una persona, sentada en un sillón, con un solo garabato, ordenar que dejen a varias personas con el cielo como único techo?<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://static.consumer.es/www/imgs/2009/12/desahucio.art2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://static.consumer.es/www/imgs/2009/12/desahucio.art2.jpg" /></a></div><br />
¿Y como se puede seguir después de eso? ¿Cómo se puede contemplar tu desahucio? ¿Cómo se puede soportar ver cómo una a una tus cosas van siendo apiladas y sacadas de TU CASA? ¿Cómo se puede decir adiós? Necesito saberlo.Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-66632722880800085932011-07-25T19:23:00.000+02:002011-07-25T19:35:59.061+02:0025/7/2011 Querida Mary:<div style="text-align: justify;">¿Qué tal por Herfordshire? Espero que todo esté bien. Por aquí las cosas están raras debido al tiempo. Está completamente loco: lo mismo te quemas asomado a la ventana, que se prefiere mil veces estar antes fuera que dentro. Más que verano, parece otoño. Creo que por eso se han ido las golondrinas de mi porche. Supongo que tú estarás acostumbrada a esos continuos cambios de tiempo.</div><div style="text-align: justify;">Lo de quemarse al contacto del Sol, es cierto: estoy tan blanca que parezco un vampiro. Si hasta siento cómo se va quemando mi piel. Pero procuro cubrirme deprisa, así que todo se queda en vampiro tipo Stephanie Meyer o moroi de Richelle Mead. No sabes de qué te estoy hablando, ¿no? Eso es porque tú lees cosas más "densas". Yo no sé qué me pasa que no he cogido todavía un buen ritmo de lectura. Se debe, principalmente a que no tengo tiempo. Entre que me paso todas las mañanas y algunas noches en el bar, y que aún estoy entusiasmada por esto de tener internet en mi casa, pues... Ahora esto y con Momo, de Michel Ende. Me está gustando muchísimo. Antes de eso, intenté leerme Madame Bovary, de Gustave Flaubert, pero me aburría sobremanera, y, al final, lo he dejado. ¡Y ya estamos casi en agosto!</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Pero, querida Mary, dejémonos de trivialidades. En realidad te escribo hoy para desahogar una pequeña impaciencia que tengo. Mañana es día veintiséis. Mañana sale la segunda adjudicación de carreras. Sé que tengo empresariales asegurada, pero... lo cierto es que me gustaría mucho poder hacer la conjunta. ¿Por qué, si no tengo ningún interés en Derecho? Pues porque creo que eso me ayudaría a tener la sensación de que estoy aprendiendo algo verdadero. Es que... cada vez estoy más descontenta con la sociedad en la que vivo, y mis primas finalmente han conseguido que me vea a mí misma estudiando capitalismo como una mala ... no mala persona, sino una más de los corrompidos. Y es cierto. Yo maldigo a aquel que inventó el dinero, yo quisiera vivir en una sociedad autosuficiente en la que reinara la armonía y la rutina sana. Pero sé que si quiero conseguirlo, deberé unirme al enemigo <strike>y comprar mi sueño</strike>, por triste que sea. Lo que me pasa, es que sé que me arrepentiré mucho de haber escogido esta carrera. Si al menos pudiera seguir estudiando indefinidamente... Pero no es el caso. Tendré suerte si consigo algo más que ésta.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Supongo que es lo que nos ha tocado vivir, ¿no? el destino del pobre: la frustración. Muchas veces me pregunto, Mary, cuál fue tu sueño. ¿Participabas de tus hermanas y sólo pensabas en casarte? Supongo que si pudiste elegir, lo hiciste con un clérigo serio y amante de la música como nosotras. Quizás, habiéndose ahorrado tu padre tres dotes, tuviste algo de suerte.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En realidad, amiga, creo que últimamente nos parecemos más, porque tú, que eres filósofa, eres capaz de ver todos los defectos de las cosas, y, por lo tanto, debes de soler estar deprimida, que es lo que me pasa últimamente. No sólo veo los fallos en todo, sino que empiezo a ver el futuro de mi familia muy negro. ¿Qué me aconsejas? ¿Cómo lo hacías tú? Es que,... todo está tan mal,... todo es tan triste que... no sé. Tan sólo soy capaz de olvidarme de todo cuando estoy con amigas, pero como no tengo tiempo de estar con ellas, pues... Además, tú, al menos, tienes tu piano y te puedes evadir gracias a él. Yo sólo tengo mi blog y últimamente, ya no encuentro consuelo en él, y no escribo apenas, porque todo me parece tan banal...</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Ojalá me contestaras, Mary. Ojalá me contestaras y me consolaras, porque seguro que tú me tratarías como a una idiota, me darías una sola razón que sirva a para tirar por tierra todas mis preocupaciones y me darías un par de temas más importantes sobre los que reflexionar.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En fin, querida, espero que todo te vaya bien en Longbourn. Sé qué es soportar a un familiar pesado. Espero que sepas sobrellevarlo. ¡En eso no te puedo dar consejos! Se me da demasiado mal.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Volveré a escribir lo antes posible.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Tu inesperada amiga.</div>Anonymousnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7314395577361405382.post-71947408386576105712011-07-25T17:54:00.000+02:002011-07-25T19:36:22.394+02:00Explicación de "Querida Mary"<div style="text-align: justify;">Ya llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de escribir cartas a nadie. En realidad, me encanta la idea de escribir cartas, pero mi amiga por correspondencia acabó lo nuestro; y a falta de pan, tortas.</div><div style="text-align: justify;">Quería escribirle cartas a alguien y, finalmente, me decidí a hacerlo aquí. Pero nunca hasta ahora lo he hecho. ¿Por qué? Verlo en "<a href="http://antarinith.blogspot.com/2010/10/querido-desconocido.html">Un libro bajo la almohada</a>" me dio el empujón, y voy a empezar a hacerlo.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">En realidad, las cartas no van dirigidas a nadie, sino a mí misma. Me gusta encontrarme con alguien que piensa igual que yo.</div><div style="text-align: justify;">Entonces, ¿por qué Mary? Por una razón absurda: Mary Bennet es la tercera de las cinco hermanas Bennet. Es un personaje que pasa bastante desapercibido y se le suele considerar como tonta, aburrida, pedante, rara,... Yo creo que lo que le ocurría es que estaba siempre a la sombra de sus elegantes hermanas mayores y las maleducadas hermanas menores. Pero yo reparé en ella. Me di cuenta de que adoraba los libros por encima de todo, que le apasionaba la música y que, de algún modo, se había creado su propio mundo en su cabeza, ajeno a todo lo que le rodeaba y sin importarle el resto de la gente. Por eso le escribo a ella, porque creo que tenemos bastantes cosas en común, porque me cae bien y porque creo que me comprendería muy bien.</div>Anonymousnoreply@blogger.com0